El mercado del Born fue construido en 1876 por el barcelonés Josep Fontserè (1829-1897), y estuvo funcionando como mercado central hasta el año 1971. En 1998 se convocó un concurso para alojar en su interior la Biblioteca Provincial. Al comenzar las excavaciones aparecieron restos de la ciudad destruida en 1714 en la Guerra de Sucesión, por lo que las obras fueron paralizadas. 

En 2004 se decide la conversión del edificio en un centro cultural para la interpretación de la historia moderna y contemporánea de Barcelona. Para ello se opta por la convivencia entre el mercado y el yacimiento como la suma de diferentes momentos y eventos históricos. El reto de construir un edificio cerrado dentro de un edificio abierto que protege los restos de una ciudad sugiere la intercambiabilidad de los conceptos ‘dentro’, ‘fuera’, ‘arriba’ y ‘abajo’, y marca una estrategia precisa: mantener el conjunto visiblemente transitable y permeable físicamente, dotando determinados espacios del confort y de las prestaciones requeridas para acoger las actividades características de un centro cultural (exposiciones, eventos, presentaciones, encuentros, actos cívicos...), y respetando la esencia geométrica, material y constructiva del conjunto existente.

El edificio del antiguo mercado, con los restos de la ciudad antigua en su subsuelo, se restaura completamente. La antigüedad de la estructura y de los cerramientos, adaptados a la evolución de los usos del edificio a lo largo de su historia, junto a su deficiente estado de conservación, hicieron necesaria una actuación extensa, tanto para los elementos de la estructura de hierro y fundición, como en los cerramientos cerámicos y acristalamientos.

El programa de restauración se llevó a cabo en el respeto a los valores geométricos, estéticos y materiales originales, con la finalidad de conservar y poner en valor el edificio protegido en buen estado. Las piezas mal conservadas fueron sustituidas por otras de idéntico material y características, fabricadas a partir de los propios elementos originales.

Así pues, se desmontaron y sustituyeron todas las piezas estructurales de fundición gravemente comprometidas según el proceso de fabricación tradicional, y se limpiaron y repararon el resto de estructuras de fundición y hierro que conforman la cubierta del edificio. Esta se renovó dotándola de mejores condiciones de aislamiento y en su recubrimiento exterior se usaron tejas de las mismas medidas de las existentes, y que además reproducen su variedad cromática. También se sustituyeron los cerramientos acristalados y cerámicos, coherentemente con las medidas y sujeciones originales de las piezas.