El Cerrado de Calderón es una expansión de Málaga hacia Levante que absorbe buena parte del crecimiento de la ciudad. Sobre una topografía de colinas rojizas y abruptas que divisan el mar serpentea una urbanización de finales de los sesenta cuyas parcelas se van ocupando con casas y bloques según una zonificación de la época. En una de ellas, entre la ladera empinada y la cinta de asfalto, se organiza un conjunto de veintiocho viviendas en tres pequeños bloques, mediante una serie de terrazas y un tipo de vivienda asimismo desarrollado en plataformas.

El uso generoso de porches, áticos, muros de contención y patios ingleses, escaleras y pasarelas forma un atrayente mundo de planos ajardinados y recorridos entre jardines colgados o bien rehundidos, disfrutando de la orientación, entre los basamentos de ladrillo —tan rojo como la tierra— y las fachadas compuestas por volúmenes estrictamente ordenados y repetidos, delimitados por sus aristas, blanco sobre pastel.

Los mecanismos que inventó el Movimiento Moderno para permitir apilar con mayor economía las viviendas sociales, como las galerías o los callejones de acceso a los dúplex, se reutilizan ahora casi como una disciplina para estas viviendas, más generosas que aquéllas y situadas en una latitud mediterránea. Y se les confía la imagen, exagerando un tanto su función. Si esta exageración era para el Movimiento Moderno un acento de lo social, ahora es un gesto en la composición de un mundo de pasarelas, escaleras, ascensores, bajo un sol cuyo encanto nunca brilló sobre el existenzminimum...[+]