En el barrio del Camp Redó, en el ensanche urbano de Palma, el bloque forma parte de un conjunto de viviendas construidas en 1954 por la Obra Sindical del Hogar. Su edificación se realizó, bajo las premisas de reducido coste y rapidez de ejecución, en un solar plano y de fácil acceso situado entonces a las afueras de la ciudad. En 2008 el Ayuntamiento convocó un concurso público para la renovación o sustitución de dos bloques del conjunto a fin de promover la regeneración y rehabilitación del barrio.

El proyecto apuesta por la reinvención por encima de la sustitución, centrándose en la renovación del bloque xii y su integración en el tejido urbano con la intervención en las plantas bajas y en el espacio libre entre bloques. A nivel programático las viviendas se organizan en franjas que, colocadas perpendicularmente al bloque, organizan los espacios de día, de noche y servicios. Esta disposición permite la ventilación cruzada y la iluminación natural de todas las estancias. El bloque presenta huecos y vaciados en su volumetría; en planta baja estos espacios generan el acceso a las escaleras convirtiéndose en porches pasantes de entrada, y cumpliendo una función de carácter urbanístico: conseguir la permeabilidad y comunicación peatonal entre edificios, rompiendo la rigidez original. En las plantas superiores los vaciados en fachada sirven para aligerar la densidad del edificio y como espacio de uso colectivo, capaz de impulsar el sentido comunitario en la vecindad.

La intervención se inicia con el desmontado y vaciado del edificio hasta dejarlo en sus elementos estructurales, que se reparan y refuerzan. Se mantiene la cubierta y la fachada, así como las escaleras originales, conservando la tipología de tres escaleras con dos viviendas por rellano. Los forjados intermedios se sustituyen por forjados de chapa colaborante, consiguiendo una menor sección y aumentando así la altura interior de las viviendas. Las cajas de escalera se completan con la introducción de nuevos ascensores, pautando los espacios libres a distribuir. Una segunda franja se inserta entre las de acceso albergando los servicios —cocina y baño—, unificando las instalaciones. Los espacios restantes se destinan, de forma secuencial, a los recintos de día y de noche de cada una de las viviendas. Finalmente, una nueva piel proporciona el aislamiento térmico necesario e integra las contraventanas plegables de chapa microperforada que permiten modificar la imagen exterior del bloque en función del uso interior, dotándola así de una apariencia más versátil tanto de día como de noche. Así, las funciones interiores se integran en fachada, aunque sutilmente disimuladas y filtradas.