Situado sobre la frontera franco-suiza, a caballo entre Basilea y la localidad vecina de St. Louis, el centro deportivo Pfaffenholz es la prueba construida de unas relaciones de convivencia que no aparecen descritas en las líneas precisas de los mapas. Levantado sobre suelo galo pero encargado por el Bürgerspital de Basilea, este conjunto coloniza desde su autonomía un ámbito disperso de bloques de pisos, viviendas unifamiliares y largas hileras de usos diversos. Las instalaciones ponen a disposición de los ciudadanos de ambas nacionalidades un pabellón polideportivo, una pista de atletismo, dos campos de fútbol y un circuito de jogging, y tienen su acceso por el lado suizo.

El pabellón domina la organización del complejo y resume en los dos cuerpos que lo forman la cooperación binacional que lo ha hecho posible. Al volumen de mayores dimensiones, divisible en tres pistas y un gimnasio, se adosa otro estrecho y tendido, que alberga los vestuarios, la sala de musculación y la cantina. La identidad de cada pieza se subraya con su definición material. El cuerpo de vestuarios —para el que se tanteó la envolvente a base de gaviones rellenos de piedras sueltas finalmente utilizada en las bodegas Dominus— se cierra con paneles de hormigón prefabricado, mientras una piel de vidrio verde oscuro, pegada puntualmente a unas consolas metálicas, cubre por igual los vanos y macizos de la fachada de la nave. Una fotografía del tablero de virutas que aísla el pabellón aparece serigrafiada sobre el muro cortina, dotando a esta superficie tersa de una textura cercana a la de las praderas de las áreas deportivas adyacentes. En el cuerpo de vestuarios, unas manchas que recuerdan cantos rodados aparecen impresas en la cara inferior de la marquesina, el alzado longitudinal y la plaza de entrada. Se emplea aquí por primera vez esta técnica de impresión fotográfica en la cara exterior del hormigón que luego se aplicará en la biblioteca de Eberswalde.

En el interior, la superficie principal de juego se sitúa tres metros por debajo del nivel del terreno y aparece rodeada de una galería accesible sin barreras arquitectónicas desde la entrada, que se utiliza como espacio adicional de gradas en los eventos más concurridos. Como una cesta calada de hormigón, una sucesión de soportes inclinados separa este deambulatorio de las pistas cubiertas, procurando el ambiente concentrado que la competición requiere. El ventanal que recorre el alzado nordeste permite contemplar las actividades de la pista de atletismo al mismo tiempo que las celebradas a cubierto y revela al exterior los pilares de la galería. [+][+]