La Casa Martemar se sitúa en la población malagueña de Benahavís como un objeto arquitectónico singular. La residencia se define por dos horizontes —el mar delante y la serranía de Ronda detrás—, por lo que el proyecto se plantea como un mirador pasante, abierto en ambos sentidos. Se parte de dos pórticos: uno, frente a la costa y otro frente al perfil quebrado de las montañas. El mar queda entonces enmarcado por una ventana corrida de 25 metros, construida gracias a un gran dintel de 50 toneladas de hormigón pretensado y prefabricado a kilómetros de distancia. El otro, es de acero. Sobre ellos se apoyan cinco cerchas metálicas de 20 metros de luz, de distinta naturaleza, que coinciden con las bandas de programa, vinculadas estructural y espacialmente a los pórticos, y siempre al horizonte.

Se emplean soluciones poco habituales en programas de vivienda, añadiendo nuevos giros al lenguaje arquitectónico, gracias al encuentro de elementos de distintas escalas. Se trabaja con una sinceridad tectónica que tiene sus raíces en la tradición constructiva, evocando sistemas clásicos conjugados con un espacio diseñado desde inquietudes contemporáneas. En ese punto, donde se encuentra la estática con la estética, comienza la manipulación de los elementos constructivos y se amplía la paleta material... [+][+]