La Casa Ciclópea completa un viaje desde el lugar de su fabricación, Madrid, hasta el sitio donde definitivamente descansa, encima de un garaje existente de un barrio residencial de Brookline. El edificio de una sola planta alberga el aparcamiento, el taller y los espacios de servicio, y se completa con una gran habitación construida encima de él mediante el ensamblaje de grandes elementos prefabricados. Este espacio diáfano en doble altura incluye las principales actividades domésticas, y permite transformar el edificio residual en una unidad residencial de dos plantas, adaptada tecnológica y espacialmente a su tiempo y sus usuarios. La nueva arquitectura concentra estructura e infraestructura en el perímetro, con siete vigas monumentales que se especializan cada una en una acción (cocinar y bañarse, almacenar, sentarse, cenar, dormir, trabajar, proyectar). Para evitar la sobrecarga de la estructura preexistente o tener que excavar nuevos cimientos, los sistemas constructivos ultraligeros dan forma a los nuevos elementos: núcleos macizos de espuma —98% aire— reforzados con perfiles de acero e ignífugos mediante una fina capa de cemento y fibras. El uso de junta seca y la ligereza del material permiten fabricar los diferentes elementos exsitu —incluso acabados y accesorios— y transportarlos posteriormente al emplazamiento...
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