Aprovechar las máximas cualidades de la naturaleza y minimizar el impacto sobre ella se convierte en la premisa que genera del diseño del edificio, para poder destacar el esbelto arbolado de la parcela en la sierra madrileña. Esta decisión determina que la traza volumétrica de la casa se adapte a la vegetación existente, permitiendo su construcción sin la eliminación del arbolado. Sobre esta huella respetuosa en planta se despliegan planos inclinados en cubierta que se adaptan a la normativa urbanística, para generar un volumen facetado que se acomoda a las condiciones topográficas siguiendo una geometría no cartesiana.

El programa se distribuye según las necesidades del dueño dentro de un volumen estrellado organizado en brazos especializados. Las distintas estancias se sitúan en un orden creciente de privacidad, a medida que se desciende de altura. El acabado pétreo de caliza ventilada dota de homogeneidad a la residencia al solucionar tanto las fachadas como las cubiertas. Los huecos de vidrio se sitúan en función de la posición de los árboles y del programa contiguo, consiguiendo que todas las estancias estén en contacto directo con el exterior. La continuidad en la elección del material se traslada también al interior con un acabado de resina ámbar... [+]