La rehabilitación urbana y ambiental de la capital vizcaína, promovida por el consorcio Bilbao Ría 2000, se extiende por las áreas liberadas en las dos márgenes, propiciando nuevos usos donde antes sólo había industrias y grúas. A mitad de camino entre la metrópolis y el mar, el municipio de Baracaldo participa en esta iniciativa mediante la regeneración de 400.000 metros cuadrados en la desembocadura del Galindo con un proyecto que, respaldado por la Unión Europea, amplía la dotación de viviendas, parques y paseos de este emblemático núcleo obrero. En esta nueva realidad física y social se ha construido el estadio de Lasesarre, sede del Baracaldo FC y, de acuerdo con los objetivos del proyecto, sede asimismo de encuentros, talleres seminarios que los vecinos, —aficionados al fútbol o no—, deseen llevar a cabo. Inspirándose en los juegos de luz creados por la plantación de un millar de chopos en el flanco norte del estadio, éste define su forma por medio de un cerramiento ‘vegetal’ y geométrico, realizado en acero.
Junto con la cubierta translúcida de policarbonato, permeable a la suave luz del norte, esta envoltura vibrante y unitaria, fabricada a base de perfiles en L, disimula la organización del estadio en edificios independientes —vestuarios local y visitante, almacén e instalaciones y club social— que cuentan con accesos y módulos de gradas diferenciados. Además de distanciarse de la configuración habitual de ‘cuenco’, esta compartimentación permite optimizar su uso cuando se llevan a cabo otras actividades. En el graderío, los 7.960 asientos dispuestos en ráfagas multicolores provocan una peculiar sensación de lleno incluso cuando el terreno de juego—un rectángulo de 105 x 68 metros— permanece vacío. Su distribución en módulos, separados por lenguas de césped, son fielmente reflejados en la cubierta por medio de pliegues y recortes.
La escasa resistencia del terreno —fango de ri-bera, contaminado por años y años de actividad metalúrgica— obligó a cimentar con micropilotes de cuarenta metros de profundidad. La estructura se llevó a cabo con perfiles de acero y las gradas se montaron, en poco más de un mes, con prefabricados de hormigón. Un túnel anular recorre el edificio transportando las instalaciones, mientras que para realizar el drenaje del campo se utilizó la técnica del láser. La iluminación que irradia la cubierta translúcida cuando cae la noche, y las cuatro torres de luz, que orientadas alternadamente en varias direcciones recuerdan las viejas grúas industriales, convierten este estadio en un foco de atracción, im-pulso para el desarrollo de una nueva ciudad.
Los chopos plantados junto al estadio inspiran su fachada permeable: los elementos de la imagen del bosque (luz, hojas y troncos) se separan, y se asigna a cada uno una posición en las piezas en L del cerramiento.
Cliente Client
Ayuntamiento de Baracaldo
Arquitectos Architects
Eduardo Arroyo, NOMAD Arquitectos
Colaboradores Collaborators
N. Calvillo, S. Piñeiro, H. Mejía, F. Monaco, R. Ortega, S. Mazorriaga, L. Arroyo; J. L. Villanueva, J. M. Ortega, G. Revuelta (aparejadores quantity surveyors)
Consultores Consultants
J. Antuña, C. Olmedo (estructura structure); T. Galí (paisajismo landscaping); P. Hernando (electricidad electricity); J. Corral, R. Laso (climatización y protección climatization and protection)
Contratista Contractor
Construcciones Brues
Fotos Photos
Roland Halbe