La ciudad portuguesa de Portalegre se sitúa al borde del Parque Natural da Serra de São Mamede, a escasos kilometros de la frontera con Extremadura. Tradicionalmente ligada a la industria textil de los tapices desde el siglo XVII, la creación de la fábrica de corcho Robinson en el siglo xix supondrá un importante catalizador económico para la ciudad. El posterior traslado de la fábrica a una nueva zona industrial a las afueras liberó una superficie de 60.000 m2 en un área central de Portalegre, incluyendo un importante patrimonio industrial de hangares, almacenes y oficinas. Inspirado por ejemplos de recuperación de la memoria industrial como la Fábrica Pompeia en São Paulo de Lina Bo Bardi, el plan de ordenación del recinto a cargo de Souto de Moura y Graça Correia propone la creación de un ‘paseo urbano’ formado por la conjunción de edificios nuevos y antiguos.

Entre las nuevas construcciones de este conjunto —aún en proceso de realización—, el edificio de la Escuela de Hostelería y Turismo es esencial para la definición espacial de la calle principal que recorre los antiguos terrenos de la fábrica. En dirección sur, la estructura ‘cuelga’ sobre el paisaje gracias a la accidentada topografía del terreno. Se trata de un prisma apoyado en el terraplén existente, definido por una gran galería central a la que se vuelcan todos los espacios principales de la escuela: aulas, biblioteca, salas de estancia, restaurante y bar. Al norte, el edificio se fragmenta en dos volúmenes cerrados: uno longitudinal de color ocre, donde se sitúan las oficinas y espacios auxiliares abiertos a pequeños patios interiores; y uno cuadrado, que avanza en dirección a la calle principal, y que contiene todas las cocinas y la infraestructura de apoyo al restaurante, el autoservicio y la cocina de aprendizaje. El volumen se ha pintado del color azul dominante en las panaderías y en todos aquellos lugares donde existen condiciones especiales de higiene. El acceso, transparente y con vistas cruzadas, se acomoda entre ambas piezas herméticas.

Además de la escuela, también han sido finalizadas otras actuaciones del plan de ordenación, como el aparcamiento, ubicado en una estructura rehabilitada de bóvedas de hormigón y celosías cerámicas en fachada; el auditorio A —alojado en un cuerpo exento y elevado de acero con instalaciones aparentes, según el modelo habitual en la arquitectura fabril—; y el auditorio B, integrado en una de las salas de la antigua factoría, y vinculado a un nuevo Centro de Realidad Virtual dedicado a la realización de animaciones en dos y tres dimensiones para compañías internacionales.