El proyecto es fruto de un concurso convocado en 2003 por el Ayuntamiento para la construcción de 82 viviendas de protección pública de uno, dos, tres y cuatro dormitorios en el nuevo ensanche del barrio de Carabanchel. El edificio es un bloque perimetral de crujía mínima —apenas ocho metros— en el que cada célula-vivienda cuenta con un espacio abierto, inspirado en el Inmueble-Villa de Le Corbusier y en la vivienda-patio mediterránea, y concebido como un bloque lineal —con el mismo tipo de acabado al interior y al exterior— que se cierra sobre sí mismo para configurar un espacio cerrado al interior. 


La propuesta se desplaza así desde el interés por la vivienda al compromiso por el espacio público y entiende la necesidad de generar espacios colectivos que respondan a unos condicionantes mínimos de sociabilidad. El espacio interior queda entreabierto y conectado al conjunto del ensanche, asumiendo una condición ambigua de exterior e interior y la conexión entre las distintas cotas topográficas existentes. Ese espacio público interior es un jardín y una plaza, un jardín arbolado con especies vegetales de bajo mantenimiento, compatibles y autóctonas, y también una plaza que funciona como un lugar de relación para los vecinos, y de juegos o deportes para los niños.

Las perforaciones pasantes que articulan las viviendas y las conexiones en planta baja permiten la respiración del edificio y la disposición de las viviendas doblemente orientadas protegidas por un patio en altura que funciona como un elemento intermedio entre lo público y lo privado: un elemento que permite nuevos programas y usos en este tipo de edificación. Soleado en invierno y fresco en verano y con vistas cruzadas del interior y el exterior, el patio permite orientaciones diferentes con mínimas modificaciones. Este elemento es posible en un edificio de vivienda pública al llevar al extremo la normativa, agrupando lavaderos y balcones, comprimiendo los pasillos interiores y espacios de conexión y entendiendo el patio como la estancia de entrada, haciéndola desaparecer del interior para convertirla en otra estancia que agrupa salón y comedor, con la posibilidad de unir la cocina.

El exterior se presenta como una carrocería de chapa, cuyos colores y acabados podrían quedar a la elección del usuario, siendo en realidad una fachada trasventilada cuyos huecos se mimetizan mediante celosías y cuyas esquinas se redondean. Así, el proyecto es una estrategia, un sistema en el que el arquitecto organiza y estructura, ordena y construye, pero deja las decisiones finales al usuario.


Cliente Client

EMVS: Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo de Madrid

Arquitectos Architects

Atxu Amann, Andrés Cánovas, Nicolás Maruri

Colaboradores Collaborators

Javier Celestino (jefe de obra site supervision); Beatriz Amann, Ana Arriero, Ignacio Díaz, Sara de la Fuente, Javier Gutiérrez, Ana López, Rafael Marcos, Rafael Palomares, Gonzalo Pardo, Cristina Parreño, Carlos Ríos, Susana Velasco; Enrique Medina, Ramón Sánchez Hombre, Sonia Antón (aparejadores quantity surveyor)

Consultores Consultants

Condiciones Internas S.L. (instalaciones mechanical engineering); gv408 arquitectos (estructura structure)

Contratista Contractor

Ploder-Uicesa

Fotos Photos

Miguel de Guzmán, David Frutos