Este conjunto se inscribe en la franja residencial de baja densidad que ciñe Madrid por el noroeste. En un contexto ya definido por la edificación en hilera, la parcela se organiza en bandas que unen dos calles paralelas. La exigencia de añadir al programa habitual de alojamiento un local para desarrollar la actividad profesional del inquilino, ofrece la posibilidad de introducir variaciones en una tipología frecuente en esta parte de la periferia metropolitana.

Los talleres mencionados, junto con los garajes exigidos por la normativa, construyen los límites del solar, estableciendo un colchón entre el espacio público y los patios de uso privado. Los grandes huecos asociados a las pequeñas naves y la agrupación de las viviendas por pares escalonados para adaptarse a la pendiente del terreno confieren al conjunto una imagen urbana que va más allá de la mera adición de detalles, muy frecuente en la edificación adosada. Al carácter industrial del frente de talleres se contrapone el más doméstico de la vía que agrupa los garajes y los accesos peatonales. Desde esta calle, una pérgola penetra en el jardín entre muros al que se vuelca un estar pasante. Su ventanal corrido deja adivinar, al otro lado, el patio que sirve tanto al taller como a la cocina. Esta secuencia horizontal de espacios exteriores e interiores se opone a la tensión vertical introducida por el lucernario de la escalera. En el vacío que recorre toda la altura del edificio se forja el corazón metálico de esta construcción, híbrida entre casa y taller. Concebido como una escultura, el elemento de circulación vertical asciende en un solo tramo para comunicar la planta de usos comunes con la de dormitorios, y se repliega sobre sí mismo antes de alcanzar el estudio bajo la cubierta. El generoso espacio entre ejes de la parcela permite tanto una amplia dimensión transversal de las habitaciones como la ventilación por fachada de los cuartos de baño. Un balcón recortado en la última planta se abre como único vínculo de la casa con el horizonte.

El chaflán de la manzana obliga a variar el tipo en las dos últimas viviendas. La menor superficie de parcela, que lleva a la supresión del taller en uno de los casos, se compensa con un estar más grande a doble altura. La cubierta del conjunto, una sucesión de chimeneas y planos quebrados de chapa ondulada, remata el zócalo perimetral del bloque con una silueta de factoría. Los revocos y el acero pintados de blanco y gris insisten en esta redefinición de la imagen del alojamiento suburbano, en la que predominan los aspectos productivos sobre los más asociados al descanso de la vida en las afueras...[+]


Cliente Client
Vitra Madrid

Arquitectos Architects
Atxu Amann, Andrés Cánovas, Nicolás Maruri 

Colaboradores Collaborators
Lourdes García, Fernando Peris (arquitectos architects); Francisco Jiménez (aparejador quantity surveyor); Vitra: Enrique Ruiz (arquitecto architect); Luis León, Adela Castaño (aparejadores quantity surveyors

Contratista Contractor
Corvian

Fotos Photos
Eduardo Sánchez & Ángel Luis Baltanás