Situado en Mieres, municipio asturiano de pasado industrial —fue un importante centro minero desde el siglo XIX y siderúrgico hasta 1970—, el edificio es resultado del concurso ‘Hacemos ciudad’, convocado por el Ministerio de Vivienda en 2006, una convocatoria cuyo objetivo era proyectar, para siete diferentes emplazamientos dentro del territorio español, ‘vivienda protegida de vanguardia’.

Inserto en la trama edificada de la ciudad, pero con una clara relación visual sobre las montañas y el valle, el proyecto trata de recuperar esa doble naturaleza urbana y rural del lugar, y plantea así un juego volumétrico del edificio con el entorno de recortes y vacíos que permita las vistas sobre el paisaje y la entrada de sol y aire al interior. Partiendo del modelo de manzana tradicional de seis o siete alturas, el proyecto planteaba, definiendo un nuevo código volumétrico, conformar un nuevo volumen de altura variable —entre tres y siete alturas— capaz de contener todo el programa residencial requerido, y alojando el resto de usos en una plataforma común bajo rasante. A fin de abrir la manzana y conseguir que el área central común se convierta en centro de reunión para los vecinos, es allí donde vuelcan los espacios de día de las viviendas, generando actividad en las fachadas interiores.

La doble naturaleza del proyecto queda expresada en el uso de diferentes materiales en las fachadas: la cara exterior, más urbana, se contruye con paneles de chapa de acero grecada en gris oscuro, y se concibe como una cáscara protectora continua que incluye también la cubierta. Al interior el edificio posee una doble piel: una transparente de grandes ventanas y otra de celosías móviles de madera que delimitan las terrazas y permiten al usuario controlar la radiación solar y el grado de privacidad.

Las viviendas se generan a partir de la suma consecutiva de módulos de 2,60 metros, dando lugar a los tipos requeridos —de uno, dos, tres y cuatro dormitorios—. Las unidades son pasantes y con doble orientación, y se organizan por medio de un núcleo húmedo central que las divide en espacios de día, que vuelcan al interior de la manzana, y espacios de noche, volcados a la ciudad, con huecos controlados y dotados de persianas.

El sistema estructural bajo rasante consiste en una gran losa de cimentación y una estructura de muros y pilares de hormigón armado. Sobre rasante el sistema es mixto, basado en forjados unidireccionales de hormigón sobre soportes tubulares normalizados y arriostramientos de acero, que hicieron posible una mayor rapidez de ejecución y también mayor economía y limpieza del espacio.