Opinión 

Reductos resistentes

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Reductos resistentes

Luis Fernández-Galiano 
01/01/2025


Calle del municipio de Sedaví (Valencia) tras la riada del 29 de octubre © EFE

Bajo el impacto del cambio climático y la lluvia ácida de la polarización política, la arquitectura precisa reductos resistentes en los que refugiarse para hacer frente al desorden que viene. Esta selección de realizaciones españolas documenta una serie de recintos de exigente arquitectura cuya escala, naturaleza y localización cartografían el estado de la disciplina, pero también el momento del país. De dimensiones moderadas en su mayoría, a menudo en diálogo con lo existente, y en no pocos casos en entornos rurales, estos edificios dibujan un panorama de atención a necesidades perentorias y de contención presupuestaria que no es incompatible con la persecución de la excelencia. La obra que encabeza la relación es en varios sentidos un caso excepcional, y la polémica que ha acompañado el uso del recinto deportivo para la realización de conciertos hace actual un artículo de 2009 en Marca, ‘El Bernabéu: no tocar, por favor’, que si entonces se oponía al traslado del estadio para facilitar una operación inmobiliaria, ahora cabría interpretarlo como el deseo de que conserve su función original.

El cambio más notorio, sin embargo, debe buscarse en el crecimiento de la fracción del Anuario que se dedica a proyectos llevados a cabo por estudios españoles fuera del país. La internacionalización de nuestra arquitectura no se ha iniciado ahora, pero no cabe duda de que la contracción de las oportunidades dentro impulsa a muchas oficinas hacia el exterior, movidas por las mismas corrientes económicas y sociales que han arrastrado a tantos jóvenes profesionales fuera de España. En la edición anterior ya hubo que dedicar una sección a los proyectos internacionales, y en este son nada menos que dos para cubrir ocho obras destacadas en tres continentes, porque además de las seis europeas, se añade una realización en Argentina y otra en Taiwán. Si cabe una conclusión de esta muestra, acaso sea que la salud de la arquitectura española es mejor que la salud del país: un diagnóstico que no debería invitar a la complacencia, porque a la larga solo la robustez institucional garantiza el vigor de la construcción de la cultura y la cultura de la construcción.


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