Los pabellones de la Serpentine, de Hadid a Zumthor
Tectónica del espectáculo
Todos los veranos, desde el año 2000, la Galería Serpentine presenta durante tres meses un pabellón que se emplaza en el prado adyacente a su sede en el londinense Hyde Park. Se trata de piezas proyectadas por arquitectos de renombre internacional que cumplen con el requisito de no haber erigido, hasta el momento del encargo, ningún otro edificio en la capital británica. Los pabellones se conciben con el fin de mostrar la arquitectura en cuanto que arte, ofreciendo a los proyectistas la oportunidad de experimentar, aunque lo hagan sin muchas de las restricciones habituales que, por otro lado, sirven para alimentar la creatividad del arquitecto.
Los resultados de esta singular convocatoria han demostrado ser populares. La gente va al parque a ver el pabellón de turno, del mismo modo que se sienten obligados a estar al día de los últimos eventos de arte contemporáneo. Sin embargo, esta reducción de la arquitectura a un objeto artístico que se mira sin demasiada atención mientras se toma un café o se espera para asistir a algún otro evento, puede ser algo no necesariamente bueno. ¿Los pabellones deben dignificar a la arquitectura o trivializarla? Gran parte de la arquitectura contemporánea merecería este último destino, precisamente por esta combinación equivocada entre arquitectura y arte, como si el papel de un edificio consistiese en ser un espectáculo escultórico...