Fragmentos de Atlántida

Richard Ingersoll 
31/10/2016


Durante dos milenios, el mito griego del continente perdido de la Atlántida, hundido en las profundidades del océano al que dio su nombre, el Atlántico, ha sido una alternativa a la civilización occidental. Un imaginario paralelo floreció a través del mito, y visionarios como Tomás Moro —que en el siglo XVI llamó Utopía a su versión de la Atlántida— creyeron que este mundo contrafáctico resolvería los problemas humanos de siempre —el hambre, la desigualdad, la explotación y la especulación— gracias a un sistema de gobernanza comunista. En el otro extremo, los teosofistas de finales del siglo XIX, guiados por Madame Blavatsky, fantasearon sobre la existencia de una raza superior de atlantes dotados de poderes místicos trascendentes, de acuerdo a una teoría que resultó muy atractiva para el régimen racista de la Alemania nazi. El mito no ha muerto, pues es posible que en los próximos cincuenta años la Atlántida vuelva a tener un sentido literal, cuando, por efecto del cambio climático, países enteros como Bangladesh o grandes ciudades como Nueva York y Londres acaben sumergidos... [+][+]


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