La Expo de 2015 en Milán se presenta como la culminación de una atormentada historia con la globalización. Los intereses multinacionales y los sistemas de recompensas políticas locales, combinados con gran cantidad de subcontrataciones irregulares, han conducido a la escandalosa urbanización de terrenos agrícolas vírgenes que han acabado llenando los bolsillos de especuladores codiciosos con la coartada de que el mundo debe ser consciente de la importancia que tiene la alimentación. A pesar de las buenas intenciones de algunos de los organizadores del evento, el tema, ‘Alimentar el planeta’, podría haber sido presentado como ‘Alimentar la costumbre’, desde el momento en que la muestra está dominada por los intereses de algunas empresas monopolísticas...