Tras el ataque ruso a Ucrania, volví a sentir vergüenza de ser ciudadano esloveno. Mi Gobierno proclamó de inmediato que el país estaba listo para recibir a los miles de refugiados ucranianos que huyen de la ocupación rusa. Perfecto, pero cuando Afganistán cayó en manos de los talibanes este mismo Ejecutivo anunció que Eslovenia no estaba preparada para acoger refugiados; la justificación fue que, en lugar de escapar, la gente debía quedarse allí y luchar contra los talibanes. En la misma línea, hace un par de meses, cuando miles de refugiados de Asia intentaron entrar en Polonia desde Bielorrusia, el Gobierno esloveno ofreció ayuda militar a Polonia, alegando que Europa estaba siendo atacada...[+]