El espacio liberado

Exponiendo un espíritu nuevo

Luis Fernández-Galiano 
31/12/2001


Mies y el rey Alfonso XIII en la inauguración del pabellón de Barcelona, Barcelona 1929

Las exposiciones propician el experimento, y en una genial secuencia Mies alumbra una nueva concepción del espacio, que fluye entre los muros y pilares exentos resultantes del divorcio de cerramiento y estructura. Desde la Glasraum (Habitación de cristal) en la exposición de Stuttgart de 1927 hasta la casa en la de Berlín de 1931, pasando por el pabellón de Barcelona de 1928-29 y la casa Tugendhat en Brno de 1928-30, la carrera alemana del arquitecto tiene un clímax creativo que se materializa en cuatro casas de muestra. Es cierto que el pabellón de Barcelona no es una casa, y que ya en su encargo se hacían explícitas sus complejas funciones protocolarias; pero, como demostró Wolf Tegethoff, su escala y la organización de sus recorridos permite traducirlo sin dificultad en un proyecto doméstico. Y es verdad también que la casa Tugendhat no tenía vocación efímera, porque sólo las tormentas de la historia son responsables de que se utilizase como residencia familiar durante pocos años; pero los reproches de hieratismo expositivo que se formularon a la obra terminada obligaron a los Tugendhat a salir en defensa de su habitabilidad, evidenciando así hasta qué punto la rigurosa coreografía de la casa pudo entenderse como un manifiesto espacial genérico. El mismo manifiesto sobre el espacio habitable que presentó de forma pionera la Glasraum, en la exposición del Werkbund en Stuttgart sobre Die Wohnung (La vivienda), con su cuarto de estar, su comedor y su cuarto de trabajo identificados por su mobiliario característico; y el mismo que en su versión más extrema cristalizó la casa en la exposición de Berlín sobre Die Wohnung unserer Zeit (La vivienda de nuestro tiempo), con sus muros exentos que extienden hacia el exterior la intimidad doméstica, exponiendo la rutina de la habitación habitual... [+]


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