Movimientos de apertura
El clasicismo del Berlín guillermino
Cuando 1905 deja su nativa Aquisgrán por Berlín, Ludwig Mies tiene diecinueve años, un buen conocimiento práctico de los materiales y las técnicas de construcción tradicionales, un ojo y una mano admirablemente entrenados en el dibujo, y una determinación obstinada y ambiciosa poco común. La Alemania guillermina traduce su expansivo dinamismo económico y técnico en construcciones retóricas y ampulosas, pero lo maestros berlineses de Mies, formados en la disciplina de las artes decorativas, practican un clasicismo higiénico y escueto. Bruno Paul, que en sus dibujos de Simplicissimus caricaturiza el archiconservadurismo del Kaiser, diseña sus casas en un estilo Biedermeier rectilíneo y depurado en todo opuesto a los excesos formales del ostentoso barroquismo guillermino; y Peter Behrens, en la vanguardia del diálogo de la arquitectura con la industria y la artesanía, otorga nueva vida al neoclasicismo riguroso y elemental del gran Schinkel berlinés. Los primeros proyectos de Mies son deudores de ese clasicismo pragmático, levemente impregnado de perfume romántico, y en íntima sintonía con los movimientos de reforma de la casa y el jardín que florecen en Alemania a principios de siglo... [+]