Concursos metropolitanos

El laboratorio alemán de lo universal

Luis Fernández-Galiano 
31/12/2001


Mies con sus alumnos de la Bauhaus de Dessau

Los cinco concursos urbanos de 1928-33 desarrollan los principios teóricos del Edificio de oficinas en hormigón de 1923, muestran la faceta de Mies más próxima a la Sachlichkeit racional, y prefiguran el universalismo abstracto del periodo americano. Si en las viviendas y pabellones había llevado hasta sus últimas consecuencias el dinamismo expansivo de las dos casas de campo, que disuelven las formas en el paisaje con empatía romántica, en los proyectos para la Großstadt realizados de manera simultánea usa como referencia fundamental el edificio de oficinas, que propone construir la metrópolis con prismas elementales y compactos. Las dos almas de Mies responden a la diferente escala, emplazamiento y naturaleza de los proyectos: el espacio escenográfico de los pequeños edificios entre jardines destinados a exposición o residencia no puede trasladarse a grandes inmuebles urbanos promovidos para albergar oficinas o comercios, que requieren un aprovechamiento neutro y una flexibilidad de usos muy distinta. Pero esa escisión interior de su trabajo entre los proyectos más emotivos, coreográficos y artísticos, y los más intelectuales, racionales y técnicos muestra también la incómoda coexistencia del Mies subjetivo con el objetivo; una dimensión que otorga profundidad a su obra, pero que es asimismo responsable de sus desencuentros con Gropius y el resto de la vanguardia «políticamente correcta», que censuraban sus arcaísmos espiritualistas y clasicistas, su elitismo estético, su actitud ambigua ante la técnica y una desdeñosa indiferencia ideológica que en ocasiones se deslizó hacia el oportunismo... [+]



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