Opinión 

El arte de la intimidación

Opinión 

El arte de la intimidación

Luis Fernández-Galiano 
20/06/2025


Bombardeo de misiles iraníes sobre Jerusalén, 16 de junio  © Abir Sultan / EPA  / EFE

La ampliación de la guerra en Oriente Medio abre una caja de Pandora. Israel bombardeó las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Irán, dando muerte a científicos nucleares y líderes militares, y Teherán respondió lanzando misiles balísticos sobre Jerusalén y Tel Aviv. Donald Trump abandonó la cumbre del G7 en Canadá para regresar a la Casa Blanca y desde allí conminar al régimen de los ayatolás a una rendición total, trasladando aviones cisterna a las bases en Europa para preparar el ataque finalmente ejecutado el 22 de junio. En su etapa de promotor inmobiliario, el actual presidente publicó The Art of the Deal, un libro en el que defendía la intimidación, algo que también practicó como estrella televisiva, pero que tiene riesgos colosales en el ámbito de la geopolítica. En su día describimos su orquestación de la firma de decretos como performances dignas de una bienal artística, y ahora es The Economist el que llama a Trump performance artist al mando de un ejército, un peligro claro para la democracia americana y para la estabilidad del mundo.

Ese juicio se formulaba al hilo de su reciente utilización en California de la Guardia Nacional, pero es aún más relevante cuando su arte de la intimidación se extiende de los aranceles a un pulso militar con el propósito de ejecutar un cambio de régimen en otro país. Por desgracia, las experiencias anteriores de esta naturaleza han dado lugar a Estados fallidos o han tenido un resultado opuesto al deseado, pero eso no parece preocupar a Trump o a Netanyahu. Tras la ominosa agresión terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023, Israel inició una espiral bélica que fue gradualmente transformando su legítima defensa en una masacre de la población palestina, algo que ha suscitado críticas generalizadas, dañando la reputación del país y alentando brotes de antisemitismo. En aquel momento, describimos la situación con una referencia bíblica, la de Sansón ciego que derriba el templo pereciendo con él, y por desgracia el desarrollo de los acontecimientos ha confirmado que el poder militar de Israel actúa con una ceguera histórica que habrá de perjudicarlo.

A la destrucción material de las construcciones urbanas de la Franja de Gaza, con un balance trágico de víctimas, la colonización violenta de Cisjordania y los ataques a Hezbolá en el Líbano o los hutíes en Yemen se une ahora la guerra con Irán, un conflicto de dimensión incomparablemente mayor, que afecta a un importante aliado de Rusia, y donde la intervención estadounidense puede dar lugar a una guerra regional. La brutal intimidación que supone el bombardeo de las instalaciones nucleares puede hostigar al régimen iraní, pero es difícil que llegue a provocar su caída, mediante la rendición sin condiciones que exige Trump, y en ausencia de combates sobre el terreno. Mientras el mundo deshoja la margarita de la incertidumbre, las amenazas verbales prosiguen por ambas partes, y muchos tendrán la tentación de calificar los mensajes hostiles como fuegos de artificio. Sin embargo, estos fuegos de junio son muy reales, y el trazado en el cielo de los proyectiles dibuja un paisaje tan inmaterial y efímero como seguro heraldo de destrucción y muerte.  

Ataque israelí en Teherán © Mehr News Agency


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