La McDonaldización del mundo no excluye la arquitectura culta, como evidencia la obra de Venturi. Junto con Scott Brown, nos ha enseñado a mirar de otra manera Las Vegas, Disney o Atlantic City, y su populismo inteligente ha otorgado licencia a la extensión planetaria de la ciudad temática y el diseño de franquicia. Pero si estas arquitecturas de ficción se generan en América, quizá es en Asia donde han llegado a alcanzar una expresión más depurada. Desde el seco museo al aire libre de Tadao Ando —construido para albergar réplicas en azulejo de obras maestras de la pintura universal—hasta la Ciudad Canal levantada en Fukuoka por la oficina californiana de Jon Jerde, Japón acumula las obras más extremas del entretenimiento temático. El fotógrafo Yoshinori Kuwahara ha documentado algunas que manifiestan de forma exacerbada el contraste entre los exteriores hostiles o anodinos y unos interiores que recrean la naturaleza con artificios inverosímiles: el Wild Blue de Yokohama, con arena de plástico y olas cada 15 minutos; el Skidome de Tokio, con su pista de nieve perpetua a la que se llega en ascensor; o uno de los muchos campos de golf en pisos que proliferan en el Extremo Oriente, y cuya lógica aberrante delinea con precisión ominosa el mundo que viene o que ya está aquí...[+]