Arte para todos
Bestsellers in the Museum
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Dos editoriales del grupo Penguin y otra del grupo Planeta —esta última con dos títulos— compiten en acercar el arte al público general, con diferentes herramientas literarias y muy distintos enfoques, aunque coincidentes los cuatro volúmenes reseñados aquí en respetar el canon establecido por los grandes museos, en la consideración conjunta del arte antiguo y el más reciente, y en la ampliación de la mirada propuesta por los movimientos feminista y anticolonialista. El crítico Will Gompertz con Mira lo que te pierdes, el historiador Thomas Schlesser con Los ojos de Mona, el periodista Patrick Bringley con Toda la belleza del mundo y el filósofo Michel Onfray con Las razones del arte componen un mosaico de relatos informados y sugerentes, varios de los cuales han conocido suficiente éxito de ventas como para presentarse con el marchamo de bestsellers internacionales: una rúbrica que a menudo desanima, pero que no debería alejar de su lectura a los ya familiarizados con el mundo del arte, porque todos aportan perspectivas insólitas, juicios estimulantes y anécdotas coloristas.
El director de arte de la BBC Will Gompertz fue director de comunicación de la Tate Gallery, y fruto de su intimidad con la escena fueron, además de sus textos en The Times y The Guardian, dos libros anteriores al que ahora nos ocupa, What Are You Looking At? (2012) y Think Like an Artist (2015), antecedentes narrativos del See What You’re Missing que ahora se publica en español. Como gran especialista en lo contemporáneo, dedica muchos de su treintena de capítulos a artistas como Cy Twombly, Yayoi Kusama, David Hockney, Tracy Emin o Jennifer Packer, pero tampoco desdeña las vanguardias históricas con Paul Cézanne, Hilma af Klint, Vasili Kandinski, Georgia O’Keeffe o Frida Kahlo, y se aproxima a los maestros antiguos con Fra Angelico, Rubens, Artemisia Gentileschi, Rembrandt o Chardin, elogiados cada uno como representativo de una forma de mirar el mundo. Consagrado cada capítulo a una sola obra, que se sitúa en el contexto de la producción y la mirada del artista, el conjunto es una aproximación caleidoscópica al arte que merece ponerse a la altura de dos de sus eminentes referencias, Ways of Seeing de John Berger y Art and Illusion de Ernst Gombrich.
Les yeux de Mona dedica también cada uno de sus cincuenta y dos capítulos a una obra de arte, y también en este caso el libro incluye un cuadernillo con las imágenes reproducidas en color. Pero la estructura del volumen del profesor de la Escuela Politécnica de París Thomas Schlesser es muy diferente, porque la narración novelada del abuelo que durante un año lleva a una nieta en riesgo de perder la vista a contemplar la belleza que atesoran los museos recorre ordenadamente las tres grandes sedes artísticas de la capital francesa —Louvre, Orsay y Beaubourg— para ofrecer un curso abreviado de historia del arte, desde Botticelli, Leonardo o Rafael y hasta Marina Abramović, Christian Boltanski o Pierre Soulages, y todo ello a través de los diálogos frente a las obras. Como amena y entrañable divulgación ha sido comparado a lo que en el ámbito del pensamiento supuso El mundo de Sofía, y ha tenido un éxito internacional comparable, pese al inevitable acento francés del volumen, que otorga protagonismo a Philippe de Champaigne, Marguerite Gérard o Marie-Guillemine Benoist en un elenco donde no figuran el Greco, Murillo o Velázquez.
All the Beauty in the World se desarolla igualmente en el ámbito del museo, porque el redactor de The New Yorker Patrick Bringley decidió dejar la revista para trabajar como vigilante en el Metropolitan Museum tras el impacto emocional de la muerte de su hermano mayor. Las memorias de sus diez años entre las pinturas, los objetos y los tesoros arqueológicos de la gran institución neoyorquina se agrupan en trece capítulos, en cada uno de los cuales se menciona un grupo de obras comentadas al hilo de sus experiencias en las salas o en los almacenes, con los conservadores o con los visitantes del museo. Así, el primer relato se inicia con la Vista de Toledo del Greco, pero también recoge obras de Duccio, Rafael o Tiepolo, una estatua romana, una tumba de mastaba egipcia o un poste del pueblo asmat indonesio; el segundo incluye el maravilloso retrato de Goya Tiburcio Pérez y Cuervo, el arquitecto y La infanta María Teresa de España de Velázquez junto a obras maestras de Vermeer o Tiziano, objeto todas ellas de comentarios someros, apenas ilustradas con algún dibujo y remitidas en el apéndice al número de acceso en la web del museo: tal es la tónica general de un libro que describe la vida cotidiana del Met mejor que el valor artístico de las piezas que contiene.
Les raisons de l’art, por último, se describe como una introducción al arte, pero el prolífico y mediático filósofo Michel Onfray difícilmente justifica esa rúbrica con un texto lacónico, hinchado hasta el tamaño de un libro con multitud de ilustraciones a página completa y destacados con gran alarde tipográfico. Aunque se inicia con el arte paleolítico y llega hasta nuestros días, episodios de naturaleza política como la persecución por el régimen nazi del ‘arte degenerado’ de las vanguardias o la sustitución del constructivismo por el realismo socialista en la Unión Soviética ocupan un lugar central en el relato, que al cabo se convierte en una defensa del arte contemporáneo como «un lenguaje en el que uno ha de estar iniciado, igual que debe estarlo para cualquier obra de arte, sea del siglo que sea». En su conclusión enumera los artistas actuales a los que ha dedicado trabajos, y explica cómo funcionan sus preferencias estéticas a través de Joan Fontcuberta, cuya obra analiza a lo largo de una decena de páginas y casi otras tantas imágenes. Escasamente equilibrado pero ocasionalmente luminoso, el ensayo de Onfray se une a la crítica de Gompertz, la novela de Schlesser y las memorias de Bringley para educar la mirada y alimentar la imaginación con el estímulo intelectual y emotivo del arte.
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Mirar mejor
Un pequeño volumen de Anagrama y dos gruesos títulos de Acantilado son las más recientes aportaciones españolas al esforzado aprendizaje de la mirada. La periodista Mercè Ibarz comenta las vicisitudes del panorama expositivo durante las últimas décadas, que han visto su transformación en un fenómeno de masas, y se extiende desde Velázquez o Van Gogh hasta Duchamp, Leonora Carrington o las performances de Niki de Saint Phalle, para invitar a disfrutar el arte sin dejarse intimidar por un lenguaje a menudo inaccesible. El escritor Ramón Andrés usa como pretexto la descripción pormenorizada de cincuenta y dos cuadros realizados entre el siglo XV y el XVIII para introducirnos en su universo místico y poético, que en el libro se prolonga de forma inesperada con lo que llama un ‘museo del oído’, donde se reproducen ciento sesenta obras de arte para dar testimonio de su amor por la música. Y el profesor Miguel Ángel Hernández reúne artículos y textos de catálogo redactados a lo largo de los últimos quince años para aproximarse al universo de la imagen con un enfoque que enreda lo autobiográfico con el pensamiento de filósofos como Benjamin, Wittgenstein o Barthes. Todos ellos nos ayudan a mirar más intensamente, acaso a disfrutar más informadamente del arte, y desde luego a reflexionar más pausadamente sobre la manera en que las imágenes transmiten ideas.