A lo largo de sus 450 kilómetros de recorrido, el río Puritama surca un valle abrupto y de clima semidesértico situado a 60 kilómetros de San Pedro de Atacama, una pequeña localidad agrícola a medio camino entre Antofagasta y Valparaíso. El río siempre ha formado parte de la memoria del lugar, ya que su cauce sinuoso ha dado lugar a la formación de pozas en las que son frecuentes los baños, conocidos por sus propiedades termales. En este contexto era necesaria una intervención global que dotara a la zona de las infraestructuras necesarias para la práctica de actividades de ocio: senderismo, baños y paseos ecuestres.

Todo el conjunto se encuentra conectado mediante un camino quebrado de trazas artificiales, próximo a la vereda del río, que trata de establecer un juego en planta con la línea de la ribera, y en sección con la topografía del terreno. Este tipo de construcción evoca la sencillez y el carácter espontáneo con el que el hombre crea marcas en el paisaje para señalar rutas de pastoreo, antiguos caminos comerciales o sendas vecinales en el ámbito rural. Y así, a lo largo del recorrido van surgiendo pequeñas bifurcaciones que hacia el sur descienden a las pozas del río y hacia el norte conectan con una sucesión de pequeños pabellones con saunas. Cada una de ellas, organizada según una rígida trama, está formada por una caja de madera inscrita a su vez en una estructura cúbica de hormigón armado, a la que se adosa un volumen lateral con la zona de aseos y una piscina al aire libre en L.

Las caballerizas están abiertas hacia corredores sombreados por porches de madera, y dispuestas alrededor de una gran plaza irregular. Sus muros zigzagueantes de mampostería pintada de blanco están cubiertos por una losa continua de hormigón, en la que se practican pequeños huecos vidriados a través de los cuales se crean focos de luz. A poca distancia de las caballerizas se encuentra el hotel, que está inspirado en la tradición de los pueblos precolombinos, constituidos por edificios aislados en grandes explanadas comunes. Las habitaciones están dispuestas en torno a la plaza central formando un solo cuerpo con una cubierta única de plancha lisa de cobre, colocada sobre una estructura de vigas y viguetas de madera de pino. Los espacios comunes se elevan 4,1 metros sobre el nivel del suelo para mantener las vistas sobre el paisaje por encima de la cubierta de las habitaciones...[+]