Este bloque residencial se ubica en el corazón del Raval, un barrio del casco antiguo de Barcelona, cuya diversidad cultural constituye una de sus mayores riquezas. En este contexto, el proyecto de rehabilitación promovido por el Institut Municipal de l’Habitatge de Barcelona (IMHAB) y desarrollado por MiAS arquitectes representa una intervención cuidadosa que conjuga memoria arquitectónica y respeto por la identidad comunitaria.

El edificio original, con fachada a la calle Hospital, contaba con un acceso independiente que articulaba varias plantas con viviendas y un local comercial en la planta baja. Con el paso del tiempo, se le añadió un volumen en forma de L, configurando un patio interior. Sin embargo, el uso intensivo del inmueble condujo a la subdivisión de las viviendas y a la construcción de añadidos informales, que desdibujaron su estructura inicial. La rehabilitación consistió en eliminar cuidadosamente estos elementos no originales para restaurar la organización espacial primitiva: dos viviendas por planta en el cuerpo principal y tres en el volumen adyacente. Se conservaron los núcleos de escaleras existentes y se incorporaron ascensores en ambos cuerpos, mejorando notablemente la accesibilidad.

Uno de los ejes del proyecto fue la recuperación de la calidad espacial a través de la luz y la ventilación. Se reabrieron patios verticales que anteriormente estaban cegados, se añadieron nuevas ventanas y balcones hacia el patio central, y se crearon conexiones visuales y funcionales entre zonas de circulación, escaleras y ascensores.

El patio central emerge como el núcleo simbólico de la intervención. Un espacio común exterior, renovado, abierto y luminoso, al que se orientan todas las viviendas sociales. El patio refleja la diversidad de los lugares de origen de los vecinos que regresan al edificio tras su rehabilitación. Las piezas cerámicas diseñadas por Carlos Jiménez Cenamor —arquitecto y ceramista (DelAmorYlaBelleza) —, evocan motivos textiles, patrones y colores provenientes de distintas culturas. Así, el patio se transforma en un lienzo que narra historias de vida y pertenencia de su comunidad.