En la rehabilitación de esta casa con fachada principal a la calle San Doménech de Call, en pleno corazón del barrio gótico de Barcelona, se tienden puentes entre el pasado, el presente y el futuro. Desde su construcción —datada en el siglo XVI— la casa Mas había sufrido múltiples añadidos; en el tránsito a un nuevo milenio se ha llevado a cabo una última remodelación en profundidad que afecta sobre todo a su interior y que va a permitirle afrontar una nueva etapa vital.

La edificación posee una planta prácticamente cuadrada —con aproximadamente 8 metros de lado— y dividida por los muros de carga en tres áreas bien diferenciadas. La recuperación del patio interior como elemento de articulación y la vuelta a su configuración primitiva ha sido prioritaria, ya que constituye el eje del proyecto. La posición de este elemento permite que proporcione luz a la mayor parte de las estancias, compensando la escasa iluminación que reciben de las fachadas exteriores, de las cuales se ha conservado la distribución original de vanos. Una escalera de chapa plegada de acero cortén sale al encuentro del visitante que llega al patio después de atravesar un zaguán en penumbra. Ambiguamente exenta, esta escalera evoca en su continuidad material otra desaparecida que daba acceso a la planta noble, a la vez que anuncia y compendia muchos de los criterios —elementos ligeros, contraste y diálogo con la estructura original, autonomía geométrica—que dominan la intervención. Su complejidad formal pugna con la férrea disciplina que impone la traducción directa del programa de la vivienda sobre el espacio disponible. La crujía norte adopta un papel subordinado y alberga —en correspondencia con su menor dimensión— funciones de servicio: cuartos de baño, espacios de almacenaje, ascensor y una escalera que sólo en su tramo final se desborda para dar acceso al pequeño estudio triangular construido sobre la cubierta. La crujía principal contiene los dormitorios, el comedor y la sala de estar, reservando terrazas acristaladas en torno a los vanos góticos de las distintas plantas.

Las particiones interiores se disponen según un orden completamente ajeno al de losmuros de carga y funcionan al modo de piezas de mobiliario en relación con los muros de la primitiva fábrica, fragmentos de los cuales se dejan asomar de tanto en tanto. Frente a la masa medieval, el proyecto valora lo suspendido, las diagonales en crecimiento y los planos tallados, produciendo la confluencia en un único espacio de distintos momentos históricos.