El Templo del Agua, el principal del Ninnaji Shingon, la rama más antigua del budismo tántrico en Japón, se asienta sobre una ladera con vistas sobre la bahía de Osaka. La intervención está basada en la creación de una experiencia sensorial a modo de transición entre el mundo profano y el espacio sagrado. Bajo esta premisa, el camino de entrada continúa una pequeña senda que conduce a través del bosque hasta un muro de hormigón de tres metros de alto y una única abertura. Una vez cruzado el umbral, otro muro, esta vez curvo, guía al visitante a través de un pavimento de grava blanca hasta que una vez bordeado la vista se expande hacia al horizonte y aparece frente a un estanque cuya geometría ovalada evoca la flor de loto, símbolo del budismo. Mediante una escalera situada en el centro de la elipse los fieles se ‘sumergen’ en el espacio sagrado dispuesto bajo el estanque, invirtiendo así el tradicional recorrido de ascensión al templo.

En el interior, la disposición del altar y de la nave desafían el esquema convencional pero manteniendo el misticismo propio de estos recintos. El hormigón es reemplazado aquí por una celosía de madera roja que reviste un cuadrado de 17,4 metros de lado donde se encuentra una estatua de Buda, detrás de la cual se ubica la única entrada de luz natural...[+]