Una ladera escarpada a los pies del Monte Rokko, orientada a sur y con vistas panorámicas de la bahía de Osaka hasta el puerto de Kobe, fue el lugar escogido para erigir este complejo residencial construido a lo largo de dos décadas.

A pesar de haberse completado en fases diferentes, los tres proyectos presentan rasgos comunes que dotan al complejo de una identidad y una unidad reconocibles: el aprovechamiento de las condiciones del solar mediante una composición espacial escalonada que sigue la forma de la pendiente; el empleo del hormigón armado, tanto en estructura como en fachada; o la generación de ejes y espacios intersticiales sombreados que funcionan como lugares públicos para fomentar la relación entre los vecinos. Con todas sus similitudes, también presentan algunas diferencias. Mientras que las dos primeras intervenciones presentan una gran variedad de tamaños, distribuciones y orientaciones debido a la necesaria adaptación de sus modulaciones (5,8x4,8 y 5,2x5,2 metros, respectivamente) en el encuentro con el terreno; la última está sujeta a una mayor estandarización por motivos económicos y de estrategia comercial. Además, el número de unidades aumenta desde las 20 iniciales hasta las 174 finales, pasando por las 50 viviendas de la fase intermedia...[+]