Con gran número de días soleados aunque fríos, la región austriaca de Vorarlberg reúne condiciones favorables para el uso doméstico de la energía solar que ahora empiezan a ser descubiertas. Cerca del lago Constanza y con el trasfondo de los Alpes, la localidad de Batschuns es el idílico enclave donde se inscribe una propuesta residencial que, marcando las distancias con la arquitectura montañesa de su entorno, hace explícito todo un catálogo de medidas para la conservación y la ganancia pasiva de energía. La dispersión edificatoria que caracteriza este núcleo urbano ha permitido ubicar las casas con total libertad en el terreno sin tener que someterse a las alineaciones de las calles o ajustarse a las líneas de cornisa, y así, las seis viviendas se agrupan en dos hileras ligeramente desplazadas que, enfrentando uno de sus lados largos a la orientación suroeste, buscan la máxima exposición al soleamiento del espacio doméstico desde la propia ordenación de la parcela.
De forma activa o pasiva, toda la casa es un receptor de energía. El papel distinto que en el conjunto de esta máquina térmica juega cada paramento tiene un reflejo directo en su configuración. La fachada nordeste, paralela a la calle y especialmente aislada, reduce el número de huecos a lo imprescindible y se reviste de un entablillado de alerce, en un guiño a las tejas de madera que recubren los edificios de la región. La fachada suroeste, por el contrario, se acristala por completo en planta baja, mientras unos paneles solares se instalan en vertical sobre los paños ciegos existentes entre las ventanas del nivel superior. Las pérdidas de energía se reducen al mínimo mediante una envolvente hermética provista de un sistema mecánico de ventilación, que precalienta el aire haciéndolo circular por un conducto enterrado antes de introducirlo en la vivienda. El aire viciado se extrae así por el baño y la campana de la cocina, mientras la impulsión se realiza por la fachada sur.
Con el consumo de agua caliente cubierto por los colectores, las necesidades térmicas del edificio se reducen a una media de unos 10kWhpor metro cuadrado, que son cubiertas por una mínima bomba de calor integrada en el sistema de renovación de aire, evitando todo tipo de chimeneas y circuitos convencionales de calefacción. Aunque todavía sin instalar, unos paneles fotovoltaicos se han previsto en la cubierta para que en un futuro puedan proporcionar suministro al circuito eléctrico, transformando las casas en un refugio autosuficiente, que dependerá tan poco de las infraestructuras públicas de nuestros días como las cabañas de antaño... [+]
Cliente Client
Ess, Ammann
Arquitecto Architect
Walter Unterrainer
Consultores Consultants
Peter Nasswetter (instalaciones mechanical engineering)
Contratista Contractor
Ess, Ammann
Fotos Photos
Margherita Spiluttini