Bloques de viviendas, Nüziders
Baumschlager Eberle Architekten 

Bloques de viviendas, Nüziders

Baumschlager Eberle Architekten 


El panorama de la arquitectura austríaca se revela hoy multiforme. Viena y Graz, las capitales que venían detentando el poder desde los años cincuenta, han ido cediendo competencias a otras regiones, dando lugar al actual tapiz colorista. Vorarlberg, la provincia más occidental de la nación, constituye un caso excepcional entre estas regiones. A la vuelta de los años setenta, e insólitamente promovido por la iniciativa privada, se generó un movimiento colectivo en pro de una arquitectura ajustada a su tiempo, racional y económica. La administración local, animada por el desarrollo espectacular que alcanzó el sector de las viviendas sociales y de las cooperativas en los años ochenta, recondujo al final de la década el espectro de obras de promoción pública por la vía de los concursos, dando entrada a las generaciones más jóvenes en los proyectos de mayor envergadura y abriendo la puerta a la participación internacional.

En este contexto, Cario Baumschlager y Dietmar Eberle, instalados a orillas del lago Constanza, emprendieron su relación con la nueva arquitectura de la Suiza alemana. A pesar del ritmo frenético de su taller —en década y media han encontrado tiempo para ganar numerosos concursos y construir cerca de doscientas obras en las más variadas situaciones—, la calidad de los trabajos mantiene un nivel de excelencia poco frecuente que sólo puede sostenerse con los planteamientos esquemáticos y el rigor en los presupuestos y plazos de ejecución. Y un último ejemplo son las viviendas que han construido en Nüziders, una pequeña población cercana al minúsculo ducado de Liechtenstein, acomodadas sobre una parcela ajustada en dimensiones pero espectacular en términos de paisaje. La localidad no tiene el carácter urbano preferible para el cometido de la vivienda colectiva, sino que pertenece a esa otra familia de agrupaciones de casas diseminadas en el paisaje.

La densidad del encargo es inapropiada para estos lugares, y conduce habitualmente a los términos medios de ‘adosado’, donde ni se disfruta de las ventajas de independencia de las casas ni de los beneficios de las comunidades, o a soluciones alternativas del tipo bloque de pisos que, aún disfrazado de casona, pocas veces es capaz de ocultar su condición de edificio sometido a las leyes de propiedad horizontal. En todo caso, ninguno de los modelos sugeridos suele casar con fortuna en aquellos entornos dispersos.

Por esta vez, en aras de la economía y de la optimización de usos subterráneos que permiten los proyectos comunitarios —aparcamientos, trasteros, instalaciones—, se ha optado por la segunda fórmula; pero se han adoptado algunas medidas que tenían como objetivo sintonizar con el entorno y quizá también con la escala y en proporciones de las construcciones vecinas. Entre otras decisiones pueden indicarse la de partir el conjunto en dos bloques y dar forma escalonada al mayor de ellos que, a la manera aaltiana de las casas de Kauttua, acerca el terreno a las viviendas, proporciona amplios solarios para los últimos pisos y establece un diálogo cuidadoso con la topografía; y también guarda relación volumétrica con las casas de los alrededores, como lo hace con su hermano menor.

Deben señalarse además el juego volumétrico de los invernaderos o logias superpuestos al trazado uniforme de las fachadas sur, y la disposición juguetona de las ventanas y de las escaleras en los frentes de acceso, que otorgan a los edificios una apariencia aleatoria favorable, restándoles severidad frente a la imagen convencional de los bloques de pisos.

Memoria en la piel 
Una geometría que identifica la estructura con la organización espacial define el orden elemental y flexible de las viviendas: zonas de servicio concentradas en la fachada norte; espacio libre, disponible para los demás usos, en el frente sur y en las esquinas. Todas ellas disfrutan del contacto con el exterior en su cara más soleada y de mejores panorámicas: las plantas bajas se extienden sobre bancales moldeados en el terreno; los niveles intermedios disponen de amplios invernaderos totalmente removibles; los áticos se extienden sobre las cubiertas planas de los niveles inferiores.

El proyecto rechaza de plano cualquier referencia a los modelos tradicionales de esa región, trivializados como imágenes de postal (ya se sabe: cubiertas inclinadas, entramados decorativos, geranios en las ventanas). O si se quiere, y sin dejar de manifestarse como artefacto ensimismado, utiliza la madera como alusión metafórica a las antiguas construcciones. Los arquitectos ya habían empleado este revestimiento en una casa de Bregenz, y aquí vuelven a mostrar que se puede recurrir a la tradición sin hacer otras concesiones. La piel de escamas de madera, signo de identidad y recurso constructivo regional, se recupera como un ‘traje a medida’.

Baumschlager y Eberle son exponentes locales de una ‘nueva simplicidad’ originada en el entorno alpino como reacción ante la oferta pintoresca demandada por el turismo. Los adeptos a esta corriente asumen los principios básicos del Movimiento Moderno en su vertiente más reducida y austera, y ponen su inteligencia emocional al servicio del rigor constructivo, empeñados en poner al descubierto la esencia de los materiales...[+]


Obra
Viviendas en Nüziders, Austria.

Cliente
I + R Schertler y Martin Treuhand.

Arquitectos
Cario Baumschlager y Dietmar Eberle.

Colaboradores
Harald Nasahl, Michel Ohneberg (arquitectos); Architekturbüro B&E (urbanismo); Emst Mader, Bruno Rissi (estructura).

Fotos
Eduard Hueber / Arch Photo.