Las bases del concurso Otto Wagner proponían investigar desde el urbanismo dos cuestiones de actualidad: la relación entre vivienda y trabajo —bajo las condiciones de una creciente movilidad y de una comunicación inmaterial cada vez más habitual— y la relación entre la ciudad y su entorno, potenciando tanto la densificación como la generación de espacios libres y paisaje. Teniendo en cuenta dichas premisas, este proyecto —que resultó acreedor del primer premio— redefine los instrumentos de creación de ciudad a partir del potencial urbano que representa la vivienda.

La comprobación llevada a cabo de que las personas que trabajan en casa —homeworkers— habían adoptado un ritmo de vida diferente al de aquellos que se desplazan por la ciudad para llegar hasta su lugar de trabajo —cityworkers—, y de que sus necesidades cotidianas también diferían, dio lugar a un proyecto en el que la base de dicha vida diaria sustenta físicamente el conjunto de la propuesta: una gran plataforma con diferentes niveles de utilización constituye el paisaje urbano sobre el que se sitúan los edificios para el trabajo y la vivienda. Garajes y talleres quedan completamente sumergidos en el nivel inferior, y encima de éste, la planta de acceso salva el desnivel de la calle integrando un supermercado y las circulaciones rodadas que llegan hasta el arranque de los volúmenes superiores.

En esta placa urbana se cimentan las estructuras que albergan tipologías híbridas de viviendas y espacios de trabajo. Sobre uno de los lados del cuadrilátero, talleres, oficinas y apartamentos se agrupan en cuatro volúmenes de ventanas rasgadas y comunicaciones horizontales en galerías exteriores. A continuación, y con una disposición de hilera tradicional de adosados, se sitúa un cuerpo destinado a albergar viviendas y estudios profesionales, con comunicaciones exteriores que repiten el esquema de galerías exteriores anterior. Como piezas sueltas y orquestando un paisaje artificial, en el centro de la plataforma se posicionan pequeñas cajas que albergan estudios y comercios, exentas o unidas por pasillos de vidrio a los volúmenes que las circundan. Por último, y con una inclinación que rompe la disposición ortogonal de la plataforma, emerge un volumen lineal de viviendas y oficinas. El tono naranja se combina con el metal de las estructuras exteriores, dotando al barrio de una imagen única y singular. La completan dos piezas a modo de grandes infraestructuras que se distinguen del conjunto: los paneles metálicos y el vidrio las acercan a la escala de la ciudad a la que asoman...[+]