El edificio de la calle Abelias corresponde a la primera fase de un desarrollo más amplio formado por dos edificios situados a ambos lados de la A-2, al noreste de Madrid, concebido como un conjunto que se extiende entre una parcela y otra de forma natural y reconocible. El proyecto parte de la idea de construir diferentes bloques de oficinas que constituyan una trama —una solución más versátil, flexible y doméstica que la construcción de un macro edificio—, trabajando más sobre una fórmula que sobre una forma; sobre un planteamiento tipológico que sobre una imagen.

Tras descartar cualquier organización que no fuese la Norte-Sur (para favorecer la captación solar y crear una atmósfera adecuada de trabajo), las oficinas se distribuyen en una trama de bloques dispuestos al tresbolillo para evitar que arrojen sombras unos sobre otros, formando un dibujo en peine sólo modificado en las plantas baja y última, en las que el volumen se compacta, permitiendo la lectura del edificio como un todo. La disposición de los bloques permite su segregación en áreas diferenciadas o bien en conjunto con otros de manera que se puede modular la trama de diversas formas por plantas, bloques, peines, etc.

Con una crujía tipo de 14,8 metros y una luz entre soportes de 13, los bloques se despliegan en torno a patios abiertos al exterior por uno de sus lados, que dotan de luz y vistas a los espacios de trabajo. Por su parte, la distribución de las circulaciones se produce a lo largo de una serie de canales longitudinales, ‘espinas’ comunicadas verticalmente entre sí por ascensores —y, sobre todo, escaleras interiores—, que hacen las veces de zonas de encuentro y esparcimiento.

La fachada tipo para las oficinas está formada por módulos de carpintería de aluminio de 3,80 x 2,60 metros fabricados en taller, construidos con perfiles de aluminio de extrusión especial, anodizados, y presentan un doble acristalamiento con vidrios extraclaros en las zonas de visión (con una configuración 10/16/6+6) y con dos bandas inferior y superior serigrafiadas. Los módulos se cuelgan de la cara superior de los forjados y se estabilizan horizontalmente en el módulo inferior adyacente, sin que por ello deje de poderse nivelar cada módulo de manera independiente. Perimetralmente, la fachada incluye una protección solar compuesta por una celosía de tubos cerámicos de 6 centímetros de diámetro, una separación entre ejes de 17 centímetros y una longitud de hasta 260 centímetros. Estas piezas tienen una gran resistencia mecánica: son las mismas que se emplean en los altos hornos para el transporte del materiales muy pesados.