Dos años después de comenzar el proyecto para el edificio del Banco Popular en la calle Abelias —fase I— (véase AV 165-166), el mismo estudio recibió el encargo de desarrollar una propuesta, que se acomodase a una situación económica distinta, para la segunda fase, en la Calle Luca de Tena.

El programa de oficinas, de 40.000 metros cuadrados, debía albergar además la sede representativa del banco y contener los espacios destinados a la presidencia y el consejo de administración del banco. La difícil situación económica, derivada de la crisis financiera internacional, hacía necesaria una reflexión sobre la optimización de los recursos y la repercusión del coste del metro cuadrado por empleado. La manera más eficaz de reducir el presupuesto era aumentar los metros cuadrados de oficinas que se separan de la luz del perímetro; es decir, reducir la superficie de fachada por metro cuadrado. En la aplicación de este razonamiento se basa la estrategia del proyecto.

Así, la propuesta se replantea utilizando los recursos tipológicos conocidos de un edificio de oficinas, pero entendiendo desde un principio la necesidad de reconocer la imagen de la primera fase —ya en construcción— en esta segunda, y para ello se decide incorporar el esquema de módulos sobre un basamento, rematados por una planta común.

Partiendo de un paralelepípedo de máxima eficacia, se hacía necesario abrir una serie de patios para iluminar los interiores. Estos patios se abren a fachada, llegándose al planteamiento de cuatro bloques separados por patios. En estos módulos, de dimensiones 39,00 x 49,10 metros, el sistema estructural se plantea con unas luces libres de 10,40 y 7,80 metros, sin necesidad de utilizar soluciones postesadas. En el centro de cada uno de los módulos se dispone un núcleo estructural y de comunicaciones. El forjado de cada planta se apoya entonces en una familia de soportes perimetrales y en el propio núcleo estructural.

Los cuatro módulos de oficinas están conectados entre sí por medio de escaleras y pasarelas ‘aéreas’ que colonizan los patios. Sobre esta trama, dos de los bloques se desplazan, permitiendo la singularización de cada uno de ellos. El desplazamiento del bloque situado en el extremo oeste crea un gran espacio de entrada que, a modo de plaza, recibe a los trabajadores y visitantes y funciona como lugar de encuentro. A esta gran plaza se liga el salón de actos, centro neurálgico de la actividad pública del edificio. Por otra parte, el desplazamiento hacia el norte del tercer módulo permite la aparición de voladizos que nos trasladan directamente a la imagen del edificio de la calle Abelias.