Frente a la dispersión de centros que presenta una compañía multinacional como Telefónica se proyecta esta nueva gran sede que los concentra en un único solar del ensanche madrileño de Las Tablas, situado en las proximidades del seguno cinturón urbano, en la zona norte de la ciudad. 

El transporte público —materializado en una nueva estación de metro— permite alcanzar el grado de accesibilidad necesario para un complejo planeado para un total de 12.000 empleados. Se denomina ‘distrito’ por representar una muestra de tejido urbano que no alcanza la complejidad de una ciudad, tanto por su escala como por su temática. Presenta una formalización rectangular próxima a un asentamiento defensivo frente al clima, escoltada por una torre en cada esquina que se delimita nítidamente sobre el terreno. 

A través de las múltiples condicionantes que sufrió el proyecto, éste se fue configurando tanto en el número de edificios que lo forman como en su organización estructural, modulada por una dimensión de 1,35 metros.

Los distintos edificios se posicionan sobre una malla reguladora siguiendo los vectores que establecen las torres cardinales, organizando composiciones simétricas de tres construcciones por esquina, articuladas en torno a una plaza cubierta. Estas cuatro plazas, que se producen en las esquinas que delimitan el conjunto, aparecen como extensión del atrio central, y en torno a ellas se agrupan dos edificios menores además de un tercero cúbico. 

Por su dimensión y carácter de distrito, la construcción presenta un programa que comprende no sólo el espacio principal dedicado a las oficinas, sino que también incluye otros usos de servicio a los trabajadores de la nueva sede, como cafetería, restaurante, guarderías, gimnasio y hospital, por lo que se ejerce un estricto control de la escala íntimamente ligada al programa a desarrollar en cada pieza.

El programa se distribuye en un total de doce piezas que varían entre cinco y once plantas en torno al atrio central, enmarcado por las torres de mayor altura, cubiertas por pieles de cristal seriadas por la situación de las costillas.

Para dotar de unidad al conjunto, producto de un programa de edificios independientes, se recurre al empleo profuso de un mismo material de fachada—el vidrio—, la presencia del agua como elemento común de la concepción paisajista, y también al trabajo con una retícula cuadrada como vínculo geométrico relacional. 

El diseño de los frentes se cuida especialmente, con una disposición de costillas y muros cortina que emplean un nuevo vidrio unificador —desarrollado específicamente para este proyecto— denominado Superdual Distrito C. Posee unas propiedades que lo hacen transparente desde el interior, mientras se muestra opaco y claro al exterior por medio de un serigrafiado..