Residencia Baker, MIT
Alvar Aalto 

Residencia Baker, MIT

Alvar Aalto 


Aunque la relación de Aalto con Estados Unidos se mantuvo durante toda su vida, durante los años cuarenta se desarrolló de una forma particularmente intensa a través de una serie de estancias prolongadas. La primera se produjo en 1940, en plena Guerra de Invierno en Finlandia, y durante la misma, Aalto desplegó una intensa actividad basada en la difusión de los problemas de la reconstrucción en su país y en la ‘estandarización flexible’. Su nombramiento como catedrático invitado del Massachusetts Institute of Technology (MIT) fue el colofón de este viaje. Sin embargo, las circunstancias personales e históricas le impidieron regresar a Norteamérica hasta noviembre de 1945. Entre esta fecha y finales de 1948 realizó siete viajes, durante los cuales ejerció realmente su papel de profesor y recibió el encargo de su segundo proyecto construido en los Estados Unidos tras el pabellón de Finlandia en la Exposición Mundial de Nueva York de 1939: un colegio mayor, precisamente para el MIT.

Paradigmática de su forma de entender la arquitectura, la Baker House está concebida como un extenso bloque lineal básicamente fiel a los principios funcionalistas, pero al que se hubiera sometido a una deformación para adecuarlo a las condiciones de su emplazamiento. Aalto consideraba esta solución óptima en cuanto a soleamiento, vistas e intimidad, a pesar de su mayor coste y menor número de habitaciones. Sin embargo, fueron estos dos últimos factores los que llevaron al cliente a exigirle una revisión del proyecto. La solución del arquitecto, sugerida por Aino, consistió en añadir una cuña escalonada en el extremo oriental del edificio, mejorando de hecho la concepción original.

En su forma definitiva, el edificio muestra dos fachadas diferenciadas que reflejan el funcionamiento del interior. Así, la fachada sur, orientada al río Charles, se ofrece como un gran paño de siete alturas, sinuoso y continuo, al que abren todas las habitaciones del conjunto. Para conseguir la textura áspera y ‘viva’ del ladrillo había recurrido a una empresa local al borde de la quiebra, insistiendo en que se utilizaran todas las piezas, incluso las que presentaran deformaciones y cambios de color. La fachada norte, en contraste, se presenta como un conjunto escarpado de volúmenes rectos, dominado por la ‘escalera en cascada’ que abraza el ángulo del extremo oriental. Cuando el edificio se inauguró en junio de 1949, Aalto ya había sufrido el golpe que habría de marcar su vida durante los años siguientes: en enero de aquel año había muerto Aino. De hecho, no regresó a Estados Unidos a contemplar su obra hasta quince años después de terminada... [+]