Refugio, Campo de Vallemaggia
Roberto Briccola 

Refugio, Campo de Vallemaggia

Roberto Briccola 


Cuarenta y ocho metros cuadrados bastan para disfrutar de la naturaleza, y este pequeño refugio de fin de semana es la prueba construida de ello. Situado en Campo Vallemaggia —un enclave del cantón de Ticino— este reducto mínimo se proyectó con la intención de no perturbar en modo alguno el paisaje de prados y pastos que constituye su razón de ser. En una interpretación moderna de los almacenes de grano tradicionales de la zona, la casa es un prisma elemental que se separa del suelo apoyándose en cuatro pilas cilíndricas de hormigón. La pradera existente discurre así continua por debajo de la casa sin que lo construido altere en modo alguno el nivel de la capa freática o la vegetación existente en la zona.

Con su eje longitudinal casi coincidente con la orientación norte-sur, la cabaña busca las vistas del valle que se extiende en dirección suroeste, situándose en la parcela de tal manera que posteriormente sea posible levantar construcciones adicionales. De la forma neta del prisma tan sólo sobresale el cuerpo volado que actúa de cortavientos en la entrada, como una suerte de esclusa o zona de transición entre el exterior y el interior. Para reducir la ocupación de la parcela al mínimo, el exiguo programa de la vivienda se distribuye en dos niveles. En la planta baja, la cocina, el comedor y el salón se funden en un ámbito único que se abre a la panorámica del valle a través de la terraza profunda abierta en su extremo suroeste. En el extremo opuesto de esta estancia común, una escalera de caracol comunica con el segundo piso, en el que un armario y dos líneas de literas en la parte central definen dos dormitorios y un baño. Más que con particiones fijas, la distribución de estancias se realiza así a partir de la ubicación del mobiliario.

Como la tipología que ha servido de modelo, para la construcción de la cabaña se ha recurrido a métodos de carpintería tradicional. Sobre un entramado de pórticos estructurales de madera de abeto se sustenta la fachada posventilada de tablones de alerce que forma su piel exterior, así como el tablero contrachapado que constituye el trasdosado interior. Con esta técnica decantada a lo largo de generaciones ha sido posible terminar las obras en un plazo de tan solo un mes, sin necesidad de recurrir a métodos de prefabricación ni tecnologías costosas. Sólo la chapa soldada que enmarca la entrada y la capa aislante y continua de 14 centímetros de lana mineral que protege el interior frente al riguroso clima alpino aportan el contrapunto actual a todas estas referencias vernáculas embebidas en el paisaje casi tópico de montañas y prados...[+]


Arquitecto Architect
Roberto Briccola

Consultor Consultant
Flavio Bonalumi (estructura structure)

Contratista Contractor
Alpina

Fotos Photos
Friedrich Busam/Architekturphoto