Construida en el siglo xiii frente al municipio de Tuy, la fortaleza de Valença es uno de los sistemas defensivos más importantes de la frontera norte entre España y Portugal. A lo largo del tiempo, el núcleo histórico ha ido sufriendo ampliaciones y modificaciones sucesivas, dando lugar a un tejido heterogéneo y desarticulado. El plan de regeneración tiene el objetivo de cohesionar los diferentes elementos que componen la trama urbana, desde el pavimento hasta las zonas verdes, los recorridos peatonales o la distribución de las instalaciones.

La renovación del pavimento, formado por losas de granito amarillo, se utiliza como estrategia para unificar la imagen del conjunto y diferenciar los usos de cada espacio, delimitando las áreas peatonales mediante leves variaciones de altura de hasta cinco centímetros. Para evitar que en el futuro se perfore la calzada al introducir nuevas infraestructuras, se construye un canal técnico registrable con espacio suficiente para cubrir las necesidades a corto y medio plazo. Esta galería subterránea recoge, además, el agua de lluvia a través de una serie de rejillas de granito situadas en el centro de las vías. Con el objetivo de optimizar el proceso de obra, la construcción se ejecuta por tramos a partir de piezas prefabricadas, reduciendo al mínimo los trabajos de hormigonado in situ.

El proyecto paisajístico incluye un paseo verde continuo que recorre todo el perímetro, enlazando entre sí las zonas contiguas a la muralla que, tras la demolición de una serie de almacenes, se habían convertido en espacios descaracterizados. Además de mejorar el cuidado de los árboles existentes, se refuerza la plantación de especies como el roble común —en los baluartes— el plátano de sombra —en zonas amplias o plazas— y el azarollo, en calles o pequeñas intersecciones. A lo largo de la calle Apolinário da Fonseca, el muro de contención tiene integrado un sistema de circulación de agua que convierte una pared de piedra en una fuente lineal que recorre 130 metros.

En el extremo sur, junto a las Portas da Coroada, un antiguo descampado que se utilizaba como área de estacionamiento informal se rediseña para albergar una plaza, un aparcamiento regulado, un pequeño parque y un pabellón multiusos. Este último se concibe como una pieza escultórica que funciona como charnela entre la Praça de Armas y el Largo da Parada Velha. Además de instalaciones técnicas como un puesto de transformación de electricidad, el pabellón contiene servicios públicos, una sala de proyecciones y las máquinas para pagar el parking.