En Arklow, una localidad situada en la provincia irlandesa de Leinster, se alza una nueva infraestructura cívica dedicada al tratamiento de aguas residuales. Concebida por el estudio de arquitectura Clancy Moore, ganador de un concurso por invitación, la instalación fue diseñada en estrecha colaboración con ingenieros, urbanistas y miembros de la comunidad local.

Arklow, históricamente carente de un sistema eficaz de tratamiento de aguas residuales, enfrentaba una grave contaminación de sus ríos y costas. Esta situación comprometía tanto el equilibrio ecológico como el potencial de crecimiento urbano. La nueva planta no solo aborda esta necesidad crítica, sino que también lo hace con una propuesta respetuosa del entorno y de la identidad urbana.

Ubicada en una zona céntrica y ambientalmente sensible, la planta fue diseñada con un enfoque de mínima intervención. En lugar de excavaciones profundas que alterasen el suelo contaminado, los componentes fueron construidos sobre la superficie, apilando verticalmente los procesos para optimizar el uso del terreno. Gracias al aprovechamiento de la gravedad en el flujo de agua, la instalación requiere solo una bomba, y placas fotovoltaicas en la cubierta compensa su consumo energético.

La arquitectura del complejo se distingue por su envolvente de lamas que, además de distribuir el aire y controlar los olores, ocultan los sistemas operativos y sirven como hábitat para aves y murciélagos. Desde cerca, esta piel revela un diseño rico en carácter y detalle.

Construido principalmente en hormigón armado, con estructuras de acero y fachadas de fibrocemento en tonos verdosos, el conjunto dialoga con el pasado industrial de Arklow al tiempo que proyecta una visión de futuro sostenible. Además, se espera que el diseño permita el crecimiento progresivo de la planta en sintonía con la expansión urbana y la renaturalización del emplazamiento.