La producción de 176.000 litros de destilado de la primera y única fábrica italiana de whisky tiene como origen un edificio que da cuenta del carácter pionero de la empresa a través de su rigurosa organización y su expresiva fachada. La tajante separación del programa en zonas de producción y zonas administrativas no conduce a una segregación equivalente de los espacios del edificio, entremezclados gracias a una doble altura que permite la visión de los silos bajo rasante desde la tienda situada a la cota de acceso. Hacia el exterior, el conjunto aparece como un cubo escueto, sólo matizado por el vacío correspondiente a la terraza y por el sutil calado de la celosía que lo envuelve. Desde el punto de vista constructivo, esta celosía constituye la parte más singular del proyecto. Está formada por bloques de cemento de 24 x 24 x 48 centímetros, fabricados con un aditivo que los vuelve impermeables, coloreados en suaves tonos tierra, y aparejados sin mortero para formar una trama modulada que se separa 1 metro de la hoja interior de vidrio.