Siguiendo el tema de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, ‘La Era del Descubrimiento’, el pabellón se formuló como una construcción altamente refinada que debía integrar la cultura tradicional de Japón con la tecnología más avanzada y, además, fomentar el intercambio cultural y superar las fronteras nacionales.

Revestido con listones de madera maciza, el edificio adopta la forma de un paralelepípedo de 60x40x25 metros dividido en cuatro niveles. En el centro, a través de un puente arqueado de once metros de largo que asciende hasta la última planta, los visitantes llegan a un espacio cubierto con un enorme techo de membrana de teflón translúcido sostenido por columnas y vigas de madera laminada encolada. En línea con la ‘tradición sensible’ y la ‘naturaleza cruda’ de la cultura japonesa se empleó madera natural sin teñir tanto en la estructura como en los acabados superficiales, con el fin de crear un espacio único y envolvente.

Basada en técnicas constructivas japonesas, esta arquitectura lígnea se completó con la participación de artesanos de países de todo el mundo en cada etapa: desde el suministro y procesamiento de materiales, al trabajo de construcción, pasando por la fabricación de hardware...[+]