En el año 2015 la propuesta bajo la rúbrica coral de MXSI —el estudio barcelonés de Mara Partida y Héctor Mendoza, actualmente Mendoza Partida, y Boris Bezan, hoy BAX Studio— y el estudio local SPRB Arquitectos, formado por Carlos Rodríguez y Laura Sánchez, se proclamó ganadora del concurso para un nuevo Museo del Niño en el distrito defeño de Iztapalapa. Tras sortear problemas con la administración y cambios en la concesión del museo, que han ocasionado pequeñas variaciones ajenas al equipo de diseño, la idea primigenia del proyecto —un museo abierto a su entorno con virados muros de carga y complejas vigas en forma de V—, permanece inalterada.

El edificio se completa con una cubierta de vigas en forma de V, construidas con losas macizas de hormigón —de entre 30 y 35cm de espesor— rigidizadas por muros transversales triangulares cada tercio de la luz y reforzadas por cables en sus extremos. 

La singular geometría del proyecto y las necesidades por su ubicación en una zona de actividad sísmica propiciaron la elección del hormigón armado como material principal, al aunar los criterios de durabilidad, masividad y de continuidad entre distintos elementos.

El museo se retrae para ceder a la ciudad una nueva plaza pública y crear así un vestíbulo plein air. Desde este lugar de encuentro surgen los itinerarios hacia el interior, un gran espacio con dobles y triples alturas donde convergen las salas y las zonas lúdicas.

El estricto orden geométrico de la estructura se faceta en sus fachadas principales, para generar un poliédrico juego de paños opacos con otros abiertos al exterior. El control de la iluminación se consigue con celosías de piezas autoportantes de hormigón prefabricado. 

La estructura muraria de hormigón in situ establece una rigurosa organización en bandas espaciales de 10m de crujía, que jalonan los accesos, clarifican la distribución programática del museo y determinan su posición por la búsqueda de luz natural.