El origen del Museo Anahuacalli se remonta a principios de la década de 1940, cuando el pintor Diego Rivera concibió la idea de levantar una construcción que albergara su colección de piezas prehispánicas y fuera, además, una obra artística habitable que generara continuidad entre el arte moderno y la estética precolombina. Rivera adquirió junto a Frida Kahlo los terrenos del Pedregal de San Ángel, próximos al volcán Xitle en Ciudad de México, para construir una granja. Después Rivera imaginó para el sitio una ciudad de las artes: el Museo Anahuacalli. Obra del arquitecto Juan O´Gorman, el Museo abrió sus puertas al público en 1964, siete años después del fallecimiento de Diego Rivera.

En esta reserva ecológica formada por capas de lava se integra el proyecto de ampliación y remodelación de Mauricio Rocha para el Museo, tomando como referencia la composición de las ciudades mesoamericanas. Además de reorganizar los usos, se aumenta el espacio de exposición y el de la biblioteca, y se agregan talleres. Los nuevos volúmenes que combinan hormigón y basalto son una reinterpretación contemporánea de los edificios existentes, respetando su altura, y dialogan con el paisaje volcánico en un juego con la topografía accidentada. Las celosías, que regulan las vistas al paisaje, unifican el conjunto.