El diseño de la nueva sede del Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMBA) parte básicamente de dos hechos: por un lado, la ciudad es y seguirá siendo la puerta de entrada de las comunidades migrantes internacionales a Colombia, lo que la ha convertido en un importante núcleo de producción creativa e innovadora en campos como el arte, el diseño y la arquitectura; por otro lado, sus características geográficas y su posicionamiento estratégico en el desarrollo del país convierten a Barranquilla en una ciudad emergente, lo que implica la necesidad de mejorar sus infraestructuras urbanas apostando por la sostenibilidad y por la innovación.

El proyecto parte de la idea de que la interrelación entre la ciudad y la cultura permite lograr espacios activos artísticos que enriquecen a la comunidad. Por lo tanto, la propuesta cuenta con una arquitectura abierta que conduce a un cambio de mentalidad, pasando del arte como elemento exclusivo al arte como elemento de disfrute para todos, y lo hace a través de la generación de una serie de espacios públicos que permiten a los visitantes integrarse y acoger el museo como parte de la ciudad, en un solo lugar que reúne recreación, arte y cultura al mismo tiempo que la arquitectura interactúa con la comunidad.

El edificio se erige como un hito dentro del conjunto del Parque Cultural del Caribe y también como un emblema de la transformación urbana de la ciudad a través de un eje cultural dinamizador. Su apertura al espacio público permite el acercamiento de los visitantes al patrimonio cultural del país y su disfrute por parte de todos los ciudadanos, además de la conexión con el vecino Museo del Caribe —construido por el mismo estudio en 2009— a través de una generosa plaza, que se convertirá en un espacio activo para la apropiación del conjunto cultural por parte de la comunidad.

El nuevo museo es un gran volumen, construido en hormigón pigmentado en color verde, con unas dimensiones en planta de 20 x 30 metros y 27 metros de altura, y está concebido como un lugar vivo que se puede recorrer y activar de diferentes maneras por los usuarios. En el interior alberga un gran vacío en torno al cual se articulan todas las circulaciones y que conecta entre sí los diferentes espacios expositivos. El recorrido ascendente parte del gran lobby, donde se sitúan las taquillas y la tienda del museo, y desde donde se puede observar el gran mural del pintor hispanocolombiano Alejandro Obregón Cosas del aire, que se convierte en el corazón del edificio, tanto en su concepción espacial como en el diseño museográfico...[+]