La creación de la nueva sede de Museo de Arte Figge aspira a convertirse en el catalizador esencial para la rehabilitación del centro histórico de Davenport, una localidad situada en la frontera oeste del Estado de Iowa a orillas de río Mississippi que constituye la mayor de las ciudades integrantes de un área metropolitana —conocida como Quad Cities— que incluye poblaciones como Bettendorf, Iowa, Rock Island y Moline.

La necesidad de crear un edificio emblemático cristalizó en el diseño de una estructura monolítica de vidrio, capaz de encarnar, de un modo simple pero potente, el proceso de regeneración del frente fluvial. Su arquitectura se basa en la idea de un volumen puro envuelto por una doble capa de vidrio opaco, transparente y translúcido; la primera capa asegura el control térmico, mientras que la segunda, con un marcado despiece horizontal, actúa como una pantalla frente a la lluvia y el viento.

A nivel urbanístico, el proyecto consolida la vieja retícula de la ciudad mediante la ocupación de medio bloque de una manzana sin construir. Sin embargo, y pese a lo que la sencillez geométrica de la planta pudiese sugerir, el museo decide adoptar un perfil singular y potente en sus frentes, que se adaptan a los numerosos condicionantes del emplazamiento generando situaciones urbanas de gran diversidad: plaza urbana, calle de acceso y terraza en la ribera del río. La plaza también facilita un espacio al aire libre para la exposición de esculturas, conectando visualmente el Museo Figge con otras atracciones culturales ya presentes en la ciudad.

En el interior, el programa se organiza de modo similar al existente Museo de Arte de Davenport, manteniendo la rica complejidad que aporta la mezcla de usos expositivos con los no-expositivos. Con todo, la escala del nuevo edificio, que triplica en superficie al museo preexistente, ofrece espacios de mayores dimensiones para la colección de arte permanente; galerías en varios niveles para exposiciones especiales; e incluye áreas educativas, como talleres para el dibujo, salas de estudio, biblioteca y salón de actos. Los espacios públicos incluyen un restaurante, una tienda, un generoso vestíbulo y un jardín de invierno que ocupa varias plantas y que posee vistas excepcionales sobre el río Mississippi. El proyecto fomenta mediante su diseño la superposición de todas estas funciones, creando un itinerario accesible al público por el interior del museo que permite al visitante tomar conciencia de las actividades que se desarrollan en el centro, y a los estudiantes y artistas la posibilidad de mantener un contacto directo con la colección que alberga.