El museo que ha de custodiar la colección arqueológica de la cultura Liangzhu se inserta en un extenso parque de suaves colinas que encuentra en el agua su principal elemento vertebrador. El edificio, de 9.500 metros cuadrados, se levanta en el extremo norte del parque, junto a un lago que invita a entrar al contenedor por medio de una pasarela que cruza desde el aparcamiento. Cuatro piezas de largura y altura variables —y anchura fija de 18 metros— constituyen, adosadas en paralelo, el espacio de exposición. En el interior de los prismas se alternan cinco patios, que además de formar parte del recorrido, ayudan a vincular las diferentes salas, generando una suerte de paisaje natural interior en el que los visitantes pasean o descansan. Desde el vestíbulo de acceso, dos vías diferentes conducen a las muestras temporal y permanente, mientras en el extremo sur, el recorrido abandona el conjunto para continuar, por medio de un segundo puente peatonal, en una isla que alberga asimismo parte de la colección expuesta.

Se ha previsto la plantación de vegetación densa en los alrededores para impedir la visión de las construcciones vecinas. Con igual intención se han abierto escasos huecos, siempre orientados hacia las colinas cercanas o el paisaje abierto... [+]