La biblioteca se integra en el nuevo parque Western Gateway de Des Moines, en un área de la ciudad que está experimentando un ambicioso proceso de reforma de la que tanto el parque como la biblioteca —que actúa como elemento conector desde su lado este con el centro urbano— son los grandes protagonistas. El proyecto responde, por una parte, a los límites de la manzana en la que se inserta, pero también se extiende en dirección al parque, flotando en este entorno paisajístico y generando espacios exteriores de caracteres diversos, capaces de crear la ilusión de estar sentado entre la vegetación mientras se lee. La Gateway Gallery, un espacio flexible y polivalente que forma parte del recorrido a través del edificio, refuerza su papel de puente entre las nuevas zonas verdes y la ciudad, borrando al mismo tiempo sus límites. Consecuentemente, la cubierta se cubre con un manto vegetal que dota al proyecto de cierto sentido de continuidad con el parque cuando es visto desde los bloques vecinos. La cubierta no sólo reduce el impacto visual de la nueva construcción, sino que también ejerce un importante papel medioambiental, evitando el problema que supondría la canalización del agua en una cubierta de estas dimensiones. Además, al aumentar la masa del edificio, se evitan los picos de temperatura que encarecen la climatización.

Dentro, las estanterías están dispuestas de tal modo que no impiden la vista del exterior desde el interior, generando una sensación de apertura y transparencia. Además de los libros, la biblioteca también aloja espacios educativos, áreas de juegos para niños y una zona para conferencias que incluye una cafetería, usos que refuerzan el carácter colectivo del edificio y proveen a esta capital del estado de Iowa con un estrado para la vida pública.

La estructura de hormigón armado se oculta por completo tras una innovadora piel de vidrio de alta eficiencia energética. Los paneles de cerramiento se componen de dos láminas de vidrio, entre las que se aloja una malla expandida de cobre que actúa como una fina película protectora, reduciendo hasta un 85% la radiación ultravioleta y matizando la intensidad de luz que reciben los espacios interiores. Además, el cobre confiere a la piel una apariencia distinta conforme avanzan las horas del día. Los paneles brillan con suavidad bajo la luz del sol, mientras que por la noche, cuando la biblioteca se ilumina, adquieren el aspecto de un velo ligeramente transparente. Desde el interior, esta rejilla metálica es prácticamente invisible, lo que favorece un contacto pleno con el exterior y permite aprovechar al máximo la luz natural en los espacios de lectura.