En presencia de Park Seo-Bo (Yecheon, 1931), una de principales figuras del arte surcoreano contemporáneo —padre del movimiento Dansaekhwa, con pinturas monocromáticas y minimalistas— se ha colocado la primera piedra del futuro museo que albergará su legado. El proyecto del arquitecto canario Fernando Menis está inspirado en la obra introspectiva del artista y la naturaleza volcánica de la isla de Jeju. En su mayor parte subterráneo, el edificio realizado con materiales locales se funde con su entorno, incorporando la luz natural y los juegos de sombras en los espacios interiores.

Al exterior, el volumen de hormigón está fragmentado en dos partes. Una vez dentro, se recibe al visitante en un interior comprimido, el vestíbulo, para después pasar a un espacio más fluido donde se situán las oficinas y un jardín. La distribución del museo se organiza mediante una escalera lineal, cuyo recorrido describe un viaje a través de la luz natural, reflejos y contraluces.

La primera planta subterránea incluye dos grandes salas expositivas donde predomina el color blanco: una de ellas emula un cubo, la otra se adapta a la morfología del volumen de hormigón visible desde el exterior. Siguiendo el descenso por el segundo tramo lineal de la escalera principal se finaliza el recorrido en una amplia sala polivalente.