Situado en una posición privilegiada, frente a las playas del sur de Fuerteventura, el edificio quiere respetar su entorno escondiéndose enterrado en la montaña. El acceso al conjunto se produce de manera natural a través de un vaciado en la ladera que allana la pronunciada pendiente e invita al visitante a adentrarse en la plaza excavada. Una rampa da acceso al vestíbulo del auditorio, comenzando un recorrido en el que una serie de compresiones y dilataciones, producidas por la relación entre los volúmenes proyectados y el terreno, acompañan al visitante.

Por su parte, el auditorio es un gran espacio escénico en el interior de los tres volúmenes pétreos que surgen del terreno y que son protegidos por la montaña en la que están excavados. La distribución del edificio es flexible y se puede adaptar a diferentes situaciones y eventos, siempre manteniendo la calidad acústica y respetando los principios de ahorro energético y fácil mantenimiento. La textura y el color del proyecto responden de manera directa a los colores y elementos de la zona, utilizando hormigón con áridos locales para su construcción. La iluminación, uno de los elementos centrales del conjunto, crea escenas dramáticas a lo largo del recorrido gracias a la predominante luz cenital, que resalta los espacios excavados.