Situado cerca de Berlín, el que fuera hasta su liberación en 1945 campo de concentración nazi, pasó a ser el Campo Especial Soviético nº 7, y en él fueron posteriormente recluidos ciudadanos de Alemania Oriental. En este complejo desbordante de significado se ha construido un edificio destinado a «suministrar información e incitar a la contemplación sin resultar abrumador», donde se evita el empleo de los elementos y el vocabulario más convencionales de la arquitectura, reduciendo deliberadamente su presencia aunque sin llegar a desaparecer por completo.

El volumen, dominado por una horizontalidad tensa, se dispone en continuidad con el muro exterior del campo, y esta relación sólo se ve interrumpida por dos estrechas perforaciones que dirigen la visión hacia los antiguos barracones y el cementerio. Las paredes han sido tratadas con aditivos especiales y a continuación pulidas, de modo que la solidez del hormigón contrasta con los etéreos reflejos del paisaje, más o menos intensos dependiendo del momento del día y del ángulo de visión.

En una de las esquinas, el muro se pliega para para formalizar el acceso al interior del edificio. Éste se caracteriza por la áspera textura del hormigón tratado al ácido. Desde la entrada se desciende mediante rampa o escaleras hasta alcanzar la cota que se ha considerado idónea para acomodar la altura del edificio a la de los barracones y las vallas del conjunto. Las particiones y las carpinterías combinan acero y vidrio. El suelo está formado por una doble losa que libera espacio suficiente para la implantación de sistemas de transmisión de datos y para la conducción soterrada de la red de aire acondicionado a presión que se reparte a las salas desde el perímetro.

La iluminación artificial, lineal y homogénea, adquiere un papel importante en este proyecto y pretende evocar metafóricamente un transcurrir del tiempo monocorde, sin pautas ni acontecimientos. Las vigas de acero cortén que forman el techo y ocultan las luminarias se han colocado muy próximas entre sí, formando casi un plano perforado. Sobre ellas se apoyan vidrios ligeramente curvados que forman la superficie de cubierta y permiten el paso de la luz natural. En la parte inferior, un tejido especial con protección ultravioleta minimiza el calor que produce la radiación solar directa y permite oscurecer la sala de proyecciones audiovisuales.

La reducción conceptual, el recurso a una tectónica que contrapone presencia física e inmaterialidad, fortalecida por unos detalles y texturas elaborados, aumentan la consciencia de la complejidad, la tensión, la significación y la trascendencia histórica de este entorno, y da lugar a una estructura capaz de crear una atmósfera interior emotiva y evocadora... [+]