Dedicada al santo suizo Nicolás von der Flüe (1417-1487), conocido como hermano Klaus, la capilla fue encargada por la familia de granjeros Hermann-Josef Scheidtweiler y su esposa Trudel. Construida en su mayor parte por ellos mismos con la ayuda de amigos, conocidos y artesanos, el pequeño edificio se emplaza en una parcela perteneciente a la familia situada a las afueras de la localidad de Wachendorf, a 50 kilómetros al sur de Colonia.

Sobre los campos de cultivo se alza un monolito de doce metros de altura y planta poligonal con cinco lados de distinta longitud que dotan al volumen de unas proporciones cambiantes, según la perspectiva. El edificio de aspecto impenetrable recuerda un torreón medieval. Un estrecho camino de tierra conduce hasta un pesado portón triangular, perfectamente recortado sobre uno de sus frentes, dejando paso a un interior oscuro e íntimo gobernado por las líneas curvas. Éstas se desvelan gracias a la luz sólida que penetra a través de un estrecho ojo situado en la cubierta y se desliza por las rugosas paredes, enfatizando su textura. La atmósfera misteriosa adquiere connotaciones mágicas gracias al brillo de 350 minúsculas luces que salpican la piel por las que se introduce, de forma cambiante, la luz solar. 

El interior de la capilla se modeló con 112 troncos procedentes del cercano bosque de Bad Münstereifel. Bajo la dirección del maestro carpintero Markus Ressmann, los ayudantes dispusieron los troncos sobre una losa de hormigón adoptando la forma de una tienda de campaña. El cuerpo de la capilla se construyó en torno a esta ‘tienda’ de madera con hormigón realizado con gravas de río, cemento blanco, agua y arena amarilla rojiza. Éste fue vertido en encofrados de madera en tongadas de 50 centímetros de alto. Cada una se realizó con 24 horas de diferencia por lo que fueron necesarios 24 días hasta alcanzar la altura total. Posteriormente se hizo una hoguera durante tres semanas en el interior del edificio. Los troncos de madera se secaron separándose del hormigón de modo que pudieron ser fácilmente retirados con ayuda de medios mecánicos, desvelándose así el negativo de la imagen de un bosque, en el que se puede ver la huella de las ramas y oler a madera quemada. Seguidamente se extendió un suelo de mortero de hormigón. Miroslav Stransky y su mujer Dagmar, quienes dirigen una refinada fundición, añadieron al suelo una capa de 2 centímetros de una aleación de estaño y plomo fundido. En el propio emplazamiento se fundieron lentamente cuatro toneladas de latas recicladas generando una mezcla que fue vertida manualmente en el suelo con un cucharón. Los trabajos con metal, de la puerta principal, los contenedores de tierra para las velas y los cuencos sagrados, se realizaron por el maestro cerrajero Willi Müller y por Michael Hamacher. Markus Ressmann hizo el banco de madera de tilo en una sola pieza con un ancho prefijado de 1,04 metros. Los 350 agujeros realizados en el hormigón se rellenaron con tapones de vidrio de cristal soplado de los vidrieros de Eisch en Frauenau. El artista suizo Hans Josephsohn esculpió la cabeza de bronce del santo.

A través del agujero situado en la cubierta penetra el agua de la lluvia, creando un pequeño charco en el suelo. De este modo la capilla consigue combinar los cuatro elementos fundamentales: agua, fuego, tierra y aire... [+]